Las leyes de la física renunciaron tras el discurso del director de la Oficina de Ciencia.
La Casa Blanca ha declarado que las tecnologías estadounidenses son capaces de violar las leyes de la física. Esta sorprendente afirmación proviene de Michael Kratsios, director de la Oficina de Ciencia y Tecnología, durante un discurso sobre la “edad dorada de la innovación estadounidense”. Según sus palabras, los avances actuales ya permiten a EE. UU. manipular el espacio y el tiempo.
Lo curioso es que el alto funcionario no especificó qué tecnologías poseen tales capacidades fantásticas. Y aunque algunos inventos modernos ciertamente pueden afectar el espacio (aunque generalmente tras una buena fumada), la humanidad aún está lejos de construir una máquina del tiempo —algo en lo que coinciden todos los principales científicos del mundo.
Las declaraciones rimbombantes de Kratsios formaron parte de su campaña contra la regulación estatal del sector tecnológico.
“Ahora que el país busca revitalizar la producción nacional, debemos deshacernos del peso de malas leyes que encadenan a nuestros innovadores. Hay que dirigir los recursos federales hacia las pruebas, implementación y desarrollo de tecnologías prometedoras”, declaró el funcionario.
La transcripción de este discurso, pronunciado el 14 de abril, está publicada en el sitio oficial de la Casa Blanca.
Pero aquí viene la paradoja: la propia administración Trump ha recortado activamente el financiamiento a la investigación científica. En estas condiciones, será difícil que las empresas estadounidenses desarrollen tecnologías revolucionarias —incluso si se eliminan todas las trabas burocráticas.
La política del presidente ya ha causado bastantes estragos y provocado gran indignación pública. Recientemente se supo que se planea reducir casi a la mitad el presupuesto científico de la NASA. Casey Dreier, jefe de política espacial de la Sociedad Planetaria, calificó esta decisión como “una catástrofe al nivel de la extinción de los dinosaurios” para los programas de investigación de la agencia.
La energía también se ha visto afectada. Esta semana, por ejemplo, Trump permitió que casi 70 centrales eléctricas de carbón incumplan los requisitos federales de reducción de emisiones contaminantes durante los próximos dos años. Algo evidente: apostar por combustibles fósiles solo puede frenar el progreso, no acelerarlo.
Pero Kratsios insistió en su argumento. Según él, la burocracia y el exceso de regulación impiden “descubrimientos científicos que curvarán el espacio-tiempo, permitirán crear más con menos y nos impulsarán hacia nuevas fronteras infinitas”. Esta grandilocuente afirmación fue repetida varias veces durante su intervención.
Detrás de estas promesas fantásticas se esconde un mensaje peligroso: el equipo del nuevo presidente pretende presentarse como defensor de los ciudadanos comunes que, según Kratsios, pueden llevar al país a una nueva “Edad Dorada”.
La realidad, sin embargo, es muy distinta. La política impredecible ha sumido al sector tecnológico en el caos y ha generado temor a una recesión. Los recortes masivos en salud y programas sociales podrían privar a muchos estadounidenses de la oportunidad de innovar. Las empresas sufren ante un mercado inestable y relaciones comerciales deterioradas —sus líderes ya piden al presidente que garantice al menos un mínimo de previsibilidad en la economía.
¿Entonces todo este discurso es simplemente un cuento bonito diseñado para crear en las autoridades la ilusión de éxito en lugar de logros reales? Pues todo apunta a que sí.