Un título académico no te salvará: qué hace que las personas inteligentes crean en las noticias falsas más absurdas

Un título académico no te salvará: qué hace que las personas inteligentes crean en las noticias falsas más absurdas

Los investigadores identifican los factores que influyen en nuestra credulidad.

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Científicos del Instituto Max Planck desmontan los estereotipos sobre quiénes son más propensos a creer en noticias falsas en internet. El equipo logró averiguar cómo la capacidad de distinguir la verdad de la mentira depende de la edad, la educación, las creencias políticas y la capacidad de pensar de manera analítica .

El trabajo fue dirigido por Mubashir Sultan, estudiante de doctorado del Centro de Racionalidad Adaptativa del Instituto Max Planck. Junto a sus colegas, llevó a cabo un meta-análisis a gran escala de datos individuales. Los científicos consideran este método el más fiable: no solo resumen estudios previos, sino que vuelven a analizar los datos originales de cada investigación.

A los participantes se les pidió evaluar la veracidad de titulares de noticias sobre política, salud y otros temas. En el experimento participaron 11.561 personas de entre 18 y 88 años, que en total realizaron 256.337 evaluaciones. Luego, los investigadores compararon las respuestas con ocho factores: cuatro demográficos (edad, género, educación, orientación política) y cuatro psicológicos (capacidad de pensamiento analítico, sesgo partidista, tendencia a la reflexión y familiaridad con las noticias).

El hallazgo más inesperado fue el papel de la educación. Se suele pensar que la educación superior ayuda a resistir la desinformación, ya que fomenta el pensamiento crítico. Sin embargo, el meta-análisis mostró que las personas con diferentes niveles de formación académica caen en noticias falsas con la misma frecuencia. Ni un título universitario ni un doctorado ayudaron a identificar mejor la verdad.

Los resultados sobre la edad también fueron llamativos. Se creía que los adultos mayores eran más propensos a creer en desinformación. El nuevo análisis demostró lo contrario: la generación más mayor tiene mejor capacidad para detectar noticias falsas que los jóvenes. Los participantes mayores fueron más escépticos con los titulares y con más frecuencia los consideraron poco fiables, aunque, paradójicamente, son ellos quienes más comparten desinformación en redes sociales.

Las creencias políticas también influyeron notablemente en los resultados. El meta-análisis confirmó que los republicanos son más propensos a creer en los titulares de noticias y, por lo tanto, cometen más errores al diferenciar entre verdad y mentira. Por otro lado, los demócratas son más escépticos y tienden a considerar las noticias falsas con mayor frecuencia. Sultan y sus colegas explican este fenómeno como sesgo partidista: las personas confían más en información que coincide con su ideología.

La capacidad de pensamiento analítico generalmente ayudó a identificar mejor las noticias falsas. Sin embargo, los investigadores identificaron una paradoja interesante: cuanto más analítica es una persona, más tiende a defender sus propias creencias políticas. Es decir, en lugar de verificar la información de manera objetiva, las personas con mayor capacidad analítica buscan argumentos que confirmen su postura ideológica.

Pero el mayor factor determinante de credulidad no fue ni la educación ni la inteligencia, sino si la persona había visto antes una noticia. Si un participante ya había leído un titular en algún lugar, tenía muchas más probabilidades de considerarlo verdadero. En redes sociales, donde las mismas noticias pueden aparecer repetidamente, este efecto es particularmente peligroso: una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad.

El estudio adquiere especial relevancia en un momento en que la desinformación tiene un gran impacto en la opinión pública y en los resultados electorales. Todos hemos experimentado esto de alguna forma en 2024.

El coautor Ralf Kurvers enfatiza que los resultados son particularmente importantes ahora, cuando los populistas de derecha recurren cada vez más a la desinformación como estrategia política. Esto también lo confirma el reciente informe del Foro Económico Mundial 2024, donde los expertos incluyeron la propagación de noticias falsas entre las principales amenazas globales, junto con el cambio climático y las crisis económicas.

El equipo del instituto ya está trabajando en soluciones concretas. Quieren desarrollar herramientas que permitan a los usuarios rastrear automáticamente cuántas veces han visto una misma noticia y advertirles sobre un posible sesgo de familiaridad.

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