Tal vez fue una maravilla de su época, pero sus creadores claramente cometieron errores...
Físicos de la Universidad Nacional de Mar del Plata, en Argentina, han creado un modelo digital del antiguo dispositivo astronómico y descubrieron un hecho inesperado. Según sus cálculos, los errores en la fabricación de sus piezas habrían provocado fallos constantes en su funcionamiento, convirtiendo en prácticamente inútil un artefacto al que los investigadores modernos atribuían cualidades casi milagrosas, si aceptamos que los fragmentos conservados reflejan fielmente su estado original. El estudio de Esteban Sighicelli y Gustavo Arenas fue publicado en el servidor de preprints científicos arXiv.
El sorprendente hallazgo se produjo en 1901, cuando pescadores de esponjas griegos encontraron entre los restos de un naufragio frente a la isla de Anticitera una compleja estructura de bronce que recordaba a un reloj peculiar. Datado entre finales del siglo II y comienzos del I a. C., el descubrimiento provocó intensos debates científicos sobre su propósito.
Las inscripciones en las piezas de bronce indican que el dispositivo se utilizaba para observar los cuerpos celestes. Mediante un sistema de decenas de engranajes y agujas indicadoras, podía rastrear los movimientos del Sol, la Luna y los planetas, así como predecir fenómenos astronómicos, incluyendo la aparición de cometas. El mecanismo se activaba girando una manivela especial. La singularidad de este hallazgo arqueológico —único en su tipo— incluso inspiró teorías fantásticas sobre un supuesto origen extraterrestre.
Los milenios en el fondo del mar pasaron factura: el agua salada destruyó gran parte de las piezas, y la corrosión alteró el estado de los fragmentos restantes. Estos daños impiden reconstruir una réplica exacta del invento. Por ello, los especialistas argentinos decidieron estudiar su funcionamiento mediante herramientas computacionales.
Para crear la copia virtual se emplearon los avances científicos más recientes. La base del modelo fueron los estudios de Alan Thorndike sobre la rotación irregular de los engranajes, y la metodología de Mike Edmunds para analizar los defectos de fabricación en la distancia entre los dientes.
Los resultados del modelado sorprendieron: la inusual forma triangular de los dientes no impedía el funcionamiento del aparato. Sin embargo, las desviaciones mínimas en la separación entre ellos provocaban que todo el sistema se bloquease tras pocos giros de la manivela. Con semejante inestabilidad, las observaciones astronómicas habrían sido imposibles. No obstante, los investigadores admiten que la irregularidad del engranaje podría deberse a daños posteriores.
A pesar de las conclusiones poco alentadoras del análisis computacional, los científicos dudan de la hipótesis de que el dispositivo antiguo fuera un juguete de lujo para los hijos de ciudadanos acomodados. La creación de una estructura tan compleja requería amplios conocimientos sobre astronomía y mecánica, habilidades excepcionales y muchos meses de trabajo minucioso. Por lo tanto, es probable que la versión original funcionara mucho mejor de lo que sugiere la reconstrucción moderna. Sin embargo, no sabemos si algún día podremos comprobarlo…