El interruptor para el Sol: cómo 50 eclipses artificiales ayudarán a la ciencia

El interruptor para el Sol: cómo 50 eclipses artificiales ayudarán a la ciencia

¿Cuál es el secreto de la enigmática corona solar? Esperamos respuestas de los satélites Proba-3.

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La Agencia Espacial Europea (ESA) está lanzando la misión Proba-3 con el objetivo de estudiar la misteriosa corona solar, la capa externa de la atmósfera del Sol, que normalmente está oculta por la intensa luz de su superficie. Si antes los científicos tenían que esperar los raros eclipses solares para realizar este tipo de investigaciones, ahora planean crearlos ellos mismos utilizando tecnologías de ingeniería espacial.

Tradicionalmente, el estudio de la corona del Sol solo es posible durante un eclipse total, cuando la Luna cubre la estrella. Su duración se mide en minutos, y las nubes caprichosas pueden frustrar cualquier esfuerzo. Proba-3 cambia este panorama: dos satélites en el espacio trabajarán en tándem para crear las condiciones necesarias a demanda de los científicos.

El lanzamiento de la misión está programado para el 5 de diciembre de 2024. Los satélites se moverán en estrecha coordinación: uno de ellos generará sombra, mientras que el otro recopilará datos sobre la tenue luz emitida por la corona solar. Controlar las trayectorias de vuelo de dos dispositivos a tan corta distancia es un desafío complejo. Sin embargo, según Damien Galano, director del proyecto Proba, esta misión permitirá tanto probar una nueva tecnología como obtener datos científicos invaluables, lo que justifica todos los esfuerzos.

Si todo sale según lo planeado, Proba-3 podrá crear alrededor de 50 eclipses artificiales al año, cada uno con una duración de hasta seis horas. Los científicos observarán durante dos años, y las primeras imágenes y resultados experimentales se esperan para marzo de 2025.

Una de las incógnitas que el equipo espera resolver es por qué la temperatura de la corona solar es decenas de veces superior a la de la superficie visible. La corona puede alcanzar millones de grados, mientras que la temperatura de la fotosfera varía entre 4500 y 6000 °C. Esta contradicción, a pesar de décadas de investigaciones, sigue siendo uno de los temas más debatidos en la física solar.

Otro objetivo importante de la misión es el estudio del viento solar, un flujo de plasma que la estrella emite constantemente. Este interactúa con el campo magnético de la Tierra, generando auroras boreales y australes. Además, Proba-3 ayudará a investigar las eyecciones de masa coronal, o tormentas solares, que pueden interrumpir el funcionamiento de satélites, sistemas de navegación e incluso causar fallos en las redes eléctricas en la Tierra.

Y eso no es todo. Los aparatos también atravesarán los cinturones de radiación internos y externos de la Tierra, recopilando datos sobre partículas, su energía y dirección. Estos cinturones están llenos de partículas de alta energía que también representan una amenaza para los aparatos espaciales y los astronautas.

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