75 días para hacer lo imposible: Por qué el acuerdo con TikTok ha llegado a un punto muerto

75 días para hacer lo imposible: Por qué el acuerdo con TikTok ha llegado a un punto muerto

El veto de China ha puesto en entredicho los planes de la Casa Blanca.

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En medio de los continuos intentos de Estados Unidos por lograr la separación de los activos estadounidenses de TikTok, las autoridades chinas volvieron a dejar claro que cualquier acuerdo de este tipo debe cumplir estrictamente con la legislación interna de la República Popular China. Esta declaración se hizo pública el miércoles, 9 de abril, pocos días después de que el presidente de EE. UU., Donald Trump, extendiera el plazo para cerrar el acuerdo sobre TikTok por otros 75 días.

La decisión de prórroga se tomó en el contexto de la suspensión de las negociaciones para separar la parte estadounidense de TikTok en una estructura independiente. Según fuentes, el principal escollo son las restricciones chinas a la exportación de tecnologías, especialmente de algoritmos.

Pekín reaccionó con bastante firmeza. Un representante del Ministerio de Comercio de China recordó que el país se opone a cualquier acción que contravenga la lógica del mercado, conduzca a una expropiación forzosa de activos y perjudique los intereses legítimos de las empresas. Según sus palabras, cualquier acuerdo comercial, especialmente los relacionados con la exportación de tecnologías, debe ser aprobado por el gobierno chino.

El elemento clave en el que insiste la parte china sigue siendo el algoritmo de TikTok. Este se considera fundamental para toda la infraestructura de ByteDance, la empresa matriz de TikTok. Desde 2020, en China rige una ley que prohíbe la transferencia de tales tecnologías al extranjero sin un permiso oficial.

Anteriormente, tras el anuncio de nuevos aranceles por parte de EE. UU., China ya había dado a entender que no apoyaría la idea de una venta forzada. En ese momento también surgió la primera información sobre un posible bloqueo del acuerdo por parte de los reguladores chinos.

La situación en torno a TikTok se ha convertido en otro episodio de la tensa confrontación comercial y tecnológica entre Pekín y Washington. Los intentos de EE. UU. de limitar la influencia de las tecnologías chinas en su mercado interno reciben regularmente respuestas simétricas por parte de China. Esta vez, el conflicto se intensificó debido al intento de las autoridades estadounidenses de influir en la estructura de propiedad de la plataforma, que goza de enorme popularidad en Estados Unidos.

A la luz de la postura de China, el destino del segmento estadounidense de TikTok sigue siendo incierto. Si las autoridades chinas no aprueban la transferencia de tecnologías, incluidos los algoritmos, la separación completa de TikTok en EE. UU. será imposible.

Por ahora, ambas partes mantienen sus posiciones, y la probabilidad de alcanzar un compromiso parece cada vez menos realista. Las próximas semanas mostrarán si alguna de las partes está dispuesta a hacer concesiones o si la historia de TikTok se convertirá en otro conflicto prolongado en el ámbito de la soberanía digital.

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