¿Por qué sufren más las chicas y cómo erradicar el problema?
Un estudio a gran escala realizado por científicos suecos ha revelado un preocupante mecanismo del impacto de los dispositivos electrónicos en la salud mental de los jóvenes. Durante un año, los especialistas observaron a 4800 estudiantes de entre 12 y 16 años, analizando la relación entre el uso de dispositivos, la calidad del sueño y el desarrollo de estados depresivos.
Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es un trastorno mental grave caracterizado por una disminución persistente del estado de ánimo, pérdida de interés por la vida e incapacidad para experimentar placer. Afecta aproximadamente al 5% de la población adulta mundial. Uno de cada siete jóvenes entre 10 y 19 años sufre algún tipo de problema de salud mental, aunque la mayoría de los casos no se detectan.
Para comprender mejor los mecanismos del desarrollo de la depresión adolescente, los investigadores realizaron mediciones en tres fases a lo largo del año. Evaluaron el tiempo dedicado al uso de dispositivos electrónicos, la calidad y duración del sueño de los participantes, así como la presencia de síntomas depresivos.
Los resultados mostraron que el uso prolongado de gadgets altera significativamente el ritmo normal del sueño. La luz azul emitida por las pantallas actúa sobre las células fotosensibles de la retina, que están directamente conectadas con el núcleo supraquiasmático, una región del cerebro que regula los ritmos circadianos. Durante el día, esta estimulación ayuda a mantener la vigilia natural, pero por la noche impide la producción de melatonina, la hormona clave que regula el ciclo sueño-vigilia.
También se identificaron diferencias fundamentales en cómo el tiempo frente a la pantalla afecta la psique de chicos y chicas. En los varones, el uso excesivo de dispositivos electrónicos se relaciona directamente con el desarrollo de síntomas depresivos, un efecto que se manifestó claramente durante los 12 meses de observación.
En las chicas, el mecanismo fue más complejo. En su caso, las alteraciones del sueño parecen actuar como mediador entre el uso prolongado de dispositivos y el deterioro del estado mental. El análisis estadístico reveló que en un 38-57% de los casos, la falta de sueño explicaba la relación entre el tiempo frente a la pantalla y la aparición de síntomas depresivos en las participantes.
Estas diferencias de género se atribuyen a las particularidades del entorno hormonal femenino y a una mayor sensibilidad del organismo femenino ante los trastornos de los ritmos circadianos.
Para evitar consecuencias indeseadas, los expertos recomiendan limitar el tiempo de pantalla a dos o tres horas al día. Además, es fundamental no solo reducir el uso total de dispositivos, sino también evitar por completo su uso al menos dos horas antes de dormir, cuando el cuerpo es especialmente sensible a la luz azul. Por supuesto, esto no aplica únicamente a los adolescentes…