Reescribieron el genoma y vencieron a la muerte: por primera vez, un hígado porcino funcionó dentro del cuerpo humano

Reescribieron el genoma y vencieron a la muerte: por primera vez, un hígado porcino funcionó dentro del cuerpo humano

Los médicos superaron el principal obstáculo de la trasplantología.

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Médicos chinos realizaron con éxito por primera vez en la historia un trasplante de un órgano genéticamente modificado de cerdo a un ser humano. El nuevo hígado no solo se integró, sino que también funcionó plenamente en un cuerpo ajeno durante diez días. Y este experimento es extremadamente importante en nuestros tiempos, ya que abre nuevas posibilidades para resolver el grave problema de la escasez de órganos donados.

El hígado humano posee de forma natural una asombrosa capacidad de regeneración, pero las cargas constantes con el tiempo conducen a la formación de tejido cicatricial. En casos de daños graves, el único camino hacia la salvación es el trasplante. Encontrar un órgano adecuado es extremadamente difícil: según datos de marzo de 2025, más de 104.600 pacientes están en lista de espera, y muchos deben aguardar durante meses o incluso años.

En busca de una solución, los científicos recurrieron a la xenotrasplantación: el trasplante de órganos de animales a humanos. En particular, atrajeron atención los cerdos enanos de la raza Bama, cuyos órganos internos son similares en tamaño y función a los humanos. Sin embargo, tales operaciones conllevan serios riesgos: en la superficie de los tejidos porcinos hay azúcares especiales que provocan una reacción del sistema inmunitario. Además, en el genoma de estos animales se encuentran retrovirus endógenos capaces de infectar células humanas.

Durante la última década, los especialistas han logrado importantes avances para superar estos obstáculos mediante ingeniería genética. Corazones modificados, trasplantados a babuinos con insuficiencia cardíaca, funcionaron durante más de medio año. Y los injertos renales con 69 modificaciones genéticas se integraron con éxito en primates.

Los primeros experimentos en humanos comenzaron en 2021, cuando cirujanos estadounidenses trasplantaron un riñón porcino modificado a un paciente con muerte cerebral confirmada. Posteriormente, los médicos realizaron varias operaciones de trasplante de distintos órganos a voluntarios vivos. Los resultados fueron variados: un receptor que recibió un corazón falleció poco después, mientras que una paciente de 53 años se recuperó exitosamente tras recibir un riñón y regresó a casa.

En general, el hígado no es el objeto más simple para un trasplante "interespecies". Cumple numerosas funciones vitales: participa en el metabolismo de fármacos y sustancias químicas, produce bilis y jugos digestivos, limpia la sangre de células desgastadas, sintetiza proteínas responsables de la coagulación. Cada uno de estos procesos está controlado por complejos conjuntos moleculares que pueden diferir significativamente entre especies.

Así, el grupo chino utilizó el órgano de un lechón de siete meses. Los especialistas introdujeron seis modificaciones en el genoma, dirigidas principalmente a prevenir el rechazo hiperagudo, una reacción inmunitaria instantánea capaz de destruir el injerto en cuestión de minutos.

El receptor elegido fue un hombre de mediana edad con diagnóstico de muerte cerebral, cuyo hígado aún conservaba funcionalidad. Los cirujanos conectaron el órgano donado al sistema circulatorio y lo observaron durante el período aprobado por la familia para el experimento.

Tan solo dos horas después de la operación, el injerto comenzó a producir bilis, cuya cantidad aumentaba gradualmente. En el órgano también se sintetizaba albúmina, una proteína esencial para mantener el equilibrio hídrico y el transporte de diversas moléculas. Gracias a la libre circulación de la sangre, se evitó la formación de coágulos, una complicación frecuente en intervenciones de este tipo. El uso de inmunosupresores resultó altamente eficaz.

No obstante, quedan preguntas abiertas: hasta ahora solo se han podido verificar algunas funciones del trasplante, y no está claro si será capaz de filtrar toxinas o metabolizar medicamentos. Todo esto aún debe investigarse.

El equipo de investigación ya ha dado el siguiente paso: el reemplazo completo del hígado humano por uno porcino en otro paciente con muerte cerebral. Se espera publicar los resultados de la operación en breve. El jefe del proyecto, Lin Wang, del hospital Xijing, explica que el objetivo principal no es reemplazar permanentemente los órganos humanos, sino crear una solución temporal para mantener con vida a los pacientes en espera de material donado o la recuperación de su propio órgano.

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