El mensajero abandona su tierra natal, Australia, dejando muchas preguntas sin responder.
El mensajero cifrado Session traslada sus operaciones de Australia a Suiza debido a una inesperada inspección realizada por la policía australiana a un empleado de la empresa. El nuevo centro de gestión del proyecto estará ubicado en Suiza, conocida por sus leyes de protección de la privacidad.
Alex Linton, director de la nueva fundación Session Technology Foundation (STF), explicó que el proyecto no podía continuar operando en Australia debido a la falta de garantías de privacidad. La fundación eligió Suiza para su sede porque ofrece «condiciones más favorables para el desarrollo de tecnologías centradas en la protección de datos». Linton aclaró que Session seguirá estando disponible para los usuarios australianos.
Linton también reveló que el año pasado la policía se presentó en la casa de un empleado de Session sin orden judicial ni previo aviso. Los agentes hicieron preguntas sobre la empresa y uno de sus usuarios, lo que causó malestar entre los representantes de Session. La policía decidió contactar directamente al empleado, ignorando los canales públicos de la compañía, lo que, según Linton, generó dificultades adicionales.
Posteriormente, la policía solicitó detalles técnicos sobre el funcionamiento del mensajero y sus planes de desarrollo. Aunque la policía se negó a comentar sobre el incidente, confirmó que tiene conocimiento del uso de Session en la comisión de delitos.
Session ganó popularidad entre los usuarios después de la detención de Pavel Durov. Muchos buscaron alternativas a Telegram, lo que llevó a un ligero crecimiento de usuarios de Session. La aplicación afirma tener más de un millón de usuarios, atraídos por su encriptación y la posibilidad de registrarse sin necesidad de un número de teléfono o correo electrónico, funcionando a través de una red descentralizada de servidores.
Las leyes de vigilancia australianas y los nuevos requisitos para los servicios en línea también influyeron en la decisión de abandonar el país. El regulador impuso normas que obligan a los servicios de Internet a recopilar datos de contacto de los usuarios, como números de teléfono o direcciones de correo electrónico. Linton destacó que Session fue diseñado como una solución abierta y descentralizada, pero cumplir con estas normas haría imposible mantener el nivel de privacidad original.
Después del traslado de las operaciones a Suiza, el desarrollo y la publicación del mensajero estarán bajo el control de STF. Las actualizaciones de la aplicación implicarán un cambio en las claves de firma, y todos los informes de transparencia se publicarán en nombre de la fundación.