¿Por qué China exige revisar la seguridad de los chips de Intel?
La Asociación China de Ciberseguridad (CSAC) ha lanzado serias acusaciones contra la corporación Intel. En un extenso comunicado publicado en WeChat, la organización reveló detalles sobre numerosas vulnerabilidades en los procesadores del fabricante estadounidense y criticó duramente su enfoque de seguridad en sus productos.
Según la CSAC, desde 2008 la empresa estadounidense ha estado integrando en prácticamente todos sus procesadores puertas traseras ocultas, conocidas como backdoors. Estas fueron introducidas como parte del "sistema de seguridad de nueva generación" desarrollado por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA). Los expertos chinos están convencidos de que este es un entorno ideal para la vigilancia total, donde el único actor protegido es la NSA, mientras que todos los demás usuarios son completamente vulnerables a las amenazas externas.
Además, la asociación subraya que los fallos identificados indican claramente una actitud despreciativa de Intel hacia sus clientes. La CSAC señala especialmente la magnitud de la amenaza potencial: no solo la infraestructura crítica de China está en peligro, sino también la de otros países.
La organización ha instado a la Administración del Ciberespacio de China a examinar detenidamente los productos de Intel en el mercado local.
El enfrentamiento tecnológico entre EE.UU. y China se intensifica una vez más. En los últimos años, Washington ha denunciado repetidamente la infiltración de especialistas chinos en sistemas de infraestructura crítica en Estados Unidos, algo que Pekín niega rotundamente. La tensión aumenta por el hecho de que hace dos años Estados Unidos restringió el suministro de chips avanzados a China y, el año pasado, endureció las sanciones, prohibiendo por completo la exportación de procesadores para inteligencia artificial. Las autoridades estadounidenses explican estas medidas como una forma de evitar que potentes sistemas de cómputo caigan en manos de los militares chinos, quienes podrían utilizarlos para desarrollar sistemas de combate inteligentes.
A pesar de esto, Intel logró este año firmar varios contratos con organizaciones estatales chinas para el suministro de procesadores Xeon, también destinados a resolver tareas en el campo de la IA. La investigación y las restricciones posteriores podrían causar un fuerte golpe al fabricante estadounidense. El año pasado, más de una cuarta parte de los ingresos de la empresa provinieron del mercado chino, que juega un papel clave en la estrategia de Intel para recuperar su posición.
Por el momento, la corporación ha optado por no hacer comentarios.