Parásitos al servicio de la medicina: cómo la toxoplasma puede ayudar en el tratamiento del Alzheimer

Parásitos al servicio de la medicina: cómo la toxoplasma puede ayudar en el tratamiento del Alzheimer

Los bioingenieros han ideado una nueva forma de entregar proteínas terapéuticas al cerebro.

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Científicos han encontrado un aliado inesperado en la lucha contra las enfermedades neurológicas: el parásito conocido como "toxoplasma" (Toxoplasma gondii), famoso por su capacidad de quitarles a los ratones el miedo a los gatos. Un grupo internacional de investigadores ha desarrollado dos métodos para entregar proteínas terapéuticas al cerebro, utilizando los mecanismos naturales de este protozoario.

La toxoplasma puede atravesar la barrera hematoencefálica, una capa protectora de células que impide la entrada de la mayoría de las sustancias al cerebro. Esta barrera nos protege de sustancias dañinas, pero al mismo tiempo dificulta la entrada de medicamentos, como aquellos que podrían neutralizar las acumulaciones tóxicas en la enfermedad de Alzheimer.

Los investigadores han modificado el parásito, convirtiéndolo en una especie de "transbordador" para la entrega de proteínas terapéuticas. Han creado dos sistemas: uno para la administración única del medicamento y otro para un tratamiento prolongado. El primer sistema funciona bajo el principio de "ataque y retirada": la toxoplasma libera rápidamente su carga proteica y abandona la neurona. El segundo actúa como un "agente encubierto": el parásito penetra en la célula y permanece allí, proporcionando un efecto más duradero e intenso del medicamento.

La efectividad de este inusual método se confirmó en condiciones de laboratorio y durante experimentos con organoides cerebrales, modelos en miniatura del cerebro del tamaño de un guisante. Los organoides reproducen aproximadamente el conjunto de células y la estructura del cerebro en desarrollo de un feto humano, aunque normalmente no tienen una barrera hematoencefálica. Para comprobar si el "transbordador" podría penetrar en el cerebro de un organismo vivo, los científicos insertaron una proteína terapéutica en el parásito para combatir el síndrome de Rett, un trastorno genético que provoca síntomas similares al autismo.

Tras una única inyección en la cavidad abdominal de ratones de laboratorio, el parásito modificado distribuyó el material terapéutico por todo el cerebro en unas pocas semanas. Las proteínas se acumularon principalmente en áreas responsables de la percepción, el pensamiento y la memoria. Los científicos estudiaron el efecto de T. gondii en neuronas carentes de la proteína MECP2, cuya deficiencia causa el síndrome de Rett. El parásito, portador de una versión sintética de esta proteína, aumentó su nivel aproximadamente al 58% de lo normal.

T. gondii supera otros métodos de entrega de medicamentos al cerebro por su "capacidad de carga". A diferencia de los virus modificados o los transportadores sintéticos, que solo pueden llevar pequeños fragmentos de proteínas, la toxoplasma puede entregar proteínas grandes, incluidas los anticuerpos.

A pesar de los resultados prometedores, los científicos reconocen que pasarán años antes de que este método se aplique en medicina. Aunque T. gondii es seguro para personas con un sistema inmunitario robusto, puede causar complicaciones en pacientes con sistemas inmunitarias debilitados. El próximo paso será eliminar las propiedades tóxicas del protozoario.

Curiosamente, se estima que alrededor de un tercio de la población mundial es portadora de toxoplasma sin ninguna consecuencia visible para la salud. Este hecho convierte al parásito en un candidato potencialmente seguro para el desarrollo de nuevos métodos de entrega de medicamentos.

Si los científicos logran hacer que T. gondii sea completamente inofensivo, podría convertirse en uno de los avances más revolucionarios en la terapia génica.

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