Nuevos motores abren el camino de China hacia las estrellas.
La Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC) arrancó el nuevo año con fuerza: el 2 de enero, especialistas llevaron a cabo cinco pruebas de motores de cohetes en instalaciones ubicadas en Pekín y en el condado de Laiyuan, provincia de Hebei.
En las instalaciones del Instituto 101 de la Academia de Tecnologías de Propulsión Aeroespacial en Pekín, los ingenieros probaron el funcionamiento de cuatro sistemas de propulsión. El evento principal del día fue la prueba de un nuevo motor de hidrógeno y oxígeno. Tras 100 segundos de operación nominal, el sistema se apagó por comando de los operadores, y las pruebas de calibración en tierra confirmaron su disponibilidad para ser entregado al cliente.
El director del proceso, Xia Wei, explicó que el equipo de especialistas monitoreó minuciosamente la sincronización de todas las operaciones del sistema.
También se probó el motor principal para la etapa central del cohete portador, con especial énfasis en el sistema de orientación, del cual depende la precisión con la que una nave espacial alcanza su órbita asignada.
En el condado de Laiyuan, en una plataforma vertical de dos posiciones, se realizaron pruebas de un motor de oxígeno líquido y metano diseñado para un cohete de hidrógeno y oxígeno de alta capacidad. Se elaboraron varios decenas de escenarios para evaluar todas las características del motor: empuje, impulso específico, funcionamiento del sistema de combustible, enfriamiento de la cámara de combustión y otros parámetros clave.
El éxito de cinco pruebas complejas en un solo día demostró el alto nivel de preparación técnica de los especialistas y la avanzada infraestructura de CASC. Xia Wei compartió los planes de la corporación para 2025: los ingenieros continuarán desarrollando y perfeccionando sistemas de propulsión de diferentes tipos, dando prioridad a los motores para vuelos espaciales de larga distancia y cohetes pesados de nueva generación.
Los avances en el desarrollo de motores coheteriles se respaldan con los logros del año pasado. Uno de los más destacados fue el regreso del primer satélite reutilizable chino, el Shijian-19. Los desarrolladores confirmaron en la práctica que es posible aumentar la capacidad de carga útil de un aparato, devolverlo de manera segura a la Tierra e incluso reutilizar componentes clave.
El Shijian-19 se convirtió en un verdadero laboratorio para estudiar los efectos de la microgravedad. A bordo se instalaron veinte tipos de equipos científicos, desde muestras de cultivos alimenticios y técnicos hasta microorganismos para selección espacial. Un bloque específico de experimentos se dedicó al comportamiento de componentes electrónicos en condiciones espaciales. Los especialistas destacaron el funcionamiento impecable de los sistemas de soporte vital, que garantizaron condiciones óptimas para todas las muestras biológicas durante toda la misión.
El satélite reutilizable fue desarrollado en la Quinta Academia del Grupo de Ciencia y Tecnología Aeroespacial. Su lanzamiento tuvo lugar el 27 de septiembre desde el cosmódromo de Jiuquan con el cohete portador Long March 2D. Tras dos semanas de investigaciones científicas, el 11 de octubre, el aparato regresó exitosamente con una valiosa carga de datos experimentales.
Empresas comerciales como Landspace e iSpace ya han presentado sus motores de metano, mientras que CASC, por su parte, trabaja en un sistema de combustión escalonada de flujo completo para el megacohete portador Long March 9. Otra filial de CASC, SAST, también está desarrollando un cohete de metano, cuyo primer lanzamiento y prueba de aterrizaje podrían realizarse la próxima semana.
Los científicos continúan fortaleciendo la posición del programa espacial chino. Actualmente, la industria está preparada para enfrentar los desafíos más complejos en la exploración del espacio, lo que significa que otros países tendrán que esforzarse para alcanzar a este competidor.