En la boca del gigante de fuego: la sonda Parker está lista para tocar el Sol

En la boca del gigante de fuego: la sonda Parker está lista para tocar el Sol

El dispositivo de la NASA realizará hoy su maniobra más peligrosa.

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Hoy, 24 de diciembre de 2024, la sonda Parker de la NASA llevará a cabo la maniobra más arriesgada en la historia del estudio de nuestra estrella. Se acercará a la superficie del Sol a una distancia récord: tan solo 3,8 millones de millas.

Durante seis años de movimiento continuo en una trayectoria en espiral, los ingenieros de la NASA han ajustado metódicamente la órbita de la sonda utilizando el campo gravitacional de Venus. Una serie de maniobras de este tipo permitió estrechar el camino orbital del aparato alrededor del astro y alcanzar una cercanía sin precedentes.

"En la NASA no tememos abordar lo que nunca antes se ha intentado. Esta misión ayudará a responder preguntas fundamentales sobre la estructura del universo", destacó Arik Posner, director científico del programa Parker Solar Probe en la sede de la agencia.

La velocidad de la sonda Parker es impresionante incluso para los especialistas más experimentados del sector espacial: 430 000 millas por hora. Ningún objeto creado por el hombre ha alcanzado tal velocidad. Es precisamente esta velocidad la que permitirá que el dispositivo rodee la estrella sin ser atrapado por su gravedad.

El principal protector del equipo científico a bordo es un exclusivo escudo térmico de 4,5 pulgadas de grosor, fabricado con compuesto de carbono. En condiciones en las que la temperatura exterior alcanza los 1371 grados Celsius, esta barrera asegura que los instrumentos se mantengan a temperatura ambiente. El desarrollo del escudo fue realizado por expertos del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins.

Al acercarse cada vez más al gigante de fuego, Parker se enfrenta a potentes flujos de viento solar y a una intensa radiación. A pesar de las condiciones extremas, el equipo sigue transmitiendo valiosos datos sobre los campos magnéticos, el comportamiento del plasma y las partículas energéticas.

Un interés particular reside en el misterio de la corona solar, las capas externas de la atmósfera de la estrella. La temperatura en la corona puede alcanzar millones de grados, mucho más alta que la de la superficie visible. Este enigma ha desconcertado a los investigadores durante décadas.

El viento, compuesto de partículas cargadas, se desplaza desde la estrella a velocidades superiores a un millón de millas por hora. Al atravesar la corona, Parker recopila pruebas únicas sobre cómo estas partículas se dispersan por el sistema solar.

Actualmente, nuestra estrella se encuentra en una fase activa de su ciclo de 11 años. El número de manchas solares, erupciones y eyecciones de masa coronal ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos. Algunos de estos fenómenos, al interactuar con la magnetosfera terrestre, provocan coloridas auroras incluso en lugares poco habituales para ellas.

Se espera que Parker alcance el punto de máximo acercamiento al Sol (perihelio) a las 6:53, hora del este de Estados Unidos. En ese momento, el dispositivo operará completamente de manera autónoma, y los ingenieros recibirán la señal de confirmación del éxito de la operación solo el 27 de diciembre.

La misión lleva el nombre del doctor Eugene Parker, quien fue el primero en predecir la existencia del viento solar en la década de 1950. Los datos obtenidos por la sonda no solo amplían el conocimiento sobre la física del Sol, sino que también confirman la precisión de las teorías iniciales del científico, fallecido en 2022.

Estudiar los mecanismos de formación de eventos energéticos en el Sol ayudará a crear un sistema de alerta temprana más efectivo. Con su ayuda, los operadores podrán proteger de manera anticipada equipos sensibles y ajustar las órbitas de los satélites.

La sociedad moderna depende cada vez más de la navegación GPS y del funcionamiento ininterrumpido de los sistemas energéticos. Por ello, la capacidad de prever potentes erupciones solares se vuelve crucial, ya que las fuertes perturbaciones pueden interrumpir el funcionamiento de los satélites de comunicación y provocar fallos masivos en las redes eléctricas.

Cada nueva vuelta en la órbita de Parker es una oportunidad para explorar las condiciones extremas cerca de nuestra estrella. Al mismo tiempo, la sonda contribuye a perfeccionar los pronósticos de erupciones que podrían desencadenar futuras tormentas geomagnéticas en la Tierra.

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