Ahora, el delincuente tendrá que enfrentar la ley con todo su rigor.
Ayer, 20 de agosto, en la ciudad de Londres, estado de Kentucky, EE. UU., Jesse Kipf, un residente de Somerset de 39 años, fue condenado a 81 meses (6,75 años) de prisión por fraude informático y robo de datos personales. Kipf admitió haber accedido ilegalmente en enero de 2023 al sistema informático de registro de muertes del estado de Hawái.
Utilizando las credenciales de un médico de otro estado, el acusado creó un expediente ficticio de su propia muerte. Luego, Kipf completó un formulario de certificado de defunción e incluso lo autenticó con la firma digital del mismo médico, para ser registrado como fallecido en varias bases de datos gubernamentales. Una de las razones de sus acciones fue evitar el pago de la manutención de su hijo.
Además, Kipf hackeó sistemas de registro de muertes en otros estados y también se infiltró en las redes de empresas privadas y organizaciones gubernamentales. Con los datos robados, intentó vender acceso a estas redes en la darknet, a menudo asociada con productos y servicios ilegales.
Carlton S. Shier IV, fiscal federal del Distrito Este de Kentucky, calificó este esquema como insensible y cínico, señalando que tales crímenes subrayan la importancia de la seguridad informática. También añadió que este caso servirá como advertencia para otros ciberdelincuentes.
Michael E. Stansbury, agente especial del FBI en Louisville, destacó que las víctimas del robo de identidad pueden enfrentar consecuencias de por vida, y que el FBI perseguirá a quienes cometan tales delitos.
Según la legislación federal, Kipf deberá cumplir al menos el 85% de su condena en prisión. Tras su liberación, será sometido a una estricta supervisión durante tres años más. Los daños causados a los sistemas informáticos gubernamentales y corporativos, así como la manutención no pagada, ascendieron a casi 196 mil dólares.
Este caso demuestra claramente que los intentos de evadir la responsabilidad mediante delitos cibernéticos pueden llevar a consecuencias mucho más graves que aquellas que generalmente intentan evitar los usuarios con conocimientos técnicos. Las tecnologías utilizadas por los delincuentes para engañar inevitablemente se vuelven en su contra, subrayando la importancia de la seguridad digital y la necesidad de medidas estrictas para proteger los datos personales.