Tu chat te vigila mejor que los servicios secretos.
Después de varias horas jugando en un simulador militar de operaciones cibernéticas, uno de los jugadores hizo una observación curiosa: en el módulo que imitaba el funcionamiento del sistema de vigilancia masiva XKeyscore de la NSA, el elemento central era el análisis de patrones, la misma capacidad que sustenta el funcionamiento de ChatGPT.
XKeyscore es una herramienta real de la NSA para la vigilancia global, cuya existencia fue revelada gracias a las filtraciones de Edward Snowden en 2013. El sistema representa el sueño de cualquier analista y la pesadilla de los defensores de la privacidad. En la versión del juego, se invitaba a los usuarios a arrastrar puntos de datos para establecer conexiones entre eventos, personas y lugares.
Fue entonces cuando se hizo evidente: ChatGPT, en la vida real, realiza tareas similares. Ya sea analizando código fuente o interpretando discusiones en chats personales (donde el IA se negaba obstinadamente a tomar partido), el núcleo era el mismo: buscar patrones e interpretar contextos.
Intrigado por este descubrimiento, el jugador decidió poner a prueba las capacidades de ChatGPT a fondo —y los resultados superaron sus expectativas. La IA no solo demostró reconocer patrones, sino también construir contextos lógicos, convirtiéndose en una poderosa herramienta de análisis de datos al estilo de los servicios de inteligencia.
Aunque el usuario aclara que no tiene relación con organismos gubernamentales, está convencido de que cualquier persona, con las habilidades adecuadas, puede llevar a cabo operaciones completas de recopilación de inteligencia. En una era dominada por acosadores, estafadores y otros actores maliciosos en línea, estas habilidades resultan especialmente relevantes. Sin embargo, según afirma, el verdadero conocimiento de métodos OSINT sigue siendo superficial en los círculos hackers, a pesar de que el tema se discute activamente.
Trabajar con enormes volúmenes de información es parte habitual de la rutina diaria para quienes monitorean foros, chats y grupos de Telegram relacionados con la actividad hacker. Antes, procesar estos datos requería noches en vela alimentadas por litros de bebidas energéticas. Ahora, ha surgido un inesperado asistente: ChatGPT, incansable e infalible.
El primer experimento serio fue el monitoreo de un grupo pro-palestino de hacktivistas del movimiento Anonymous en Telegram. El chat era un flujo caótico de noticias en árabe, hebreo e inglés. Los traductores convencionales no lograban interpretar adecuadamente el contexto de los mensajes.
El autor descargó todo el archivo de texto del chat en formato .zip (sin archivos multimedia) y comenzó a cargarlo en ChatGPT. Al enfrentar una limitación de 512 MB y un máximo de 10 archivos por carga, decidió combinar los archivos para sortear los límites. Tras descomprimir los archivos, ChatGPT indexó automáticamente los mensajes, extrajo las marcas de tiempo y construyó una línea temporal de los eventos.
Aunque los metadatos de las imágenes, eliminados por defecto en Telegram, no pudieron ser analizados, ChatGPT cumplió otra función: identificó a los usuarios más activos y detectó coincidencias estilísticas entre cuentas, sugiriendo que varias eran administradas por una misma persona. Además, los patrones temporales permitieron inferir en qué zona horaria operaba el administrador.
Para visualizar la actividad, ChatGPT creó un mapa de calor de publicaciones: cuanto más oscuro el rojo, mayor la actividad en esa hora. Cada celda incluía el número de mensajes enviados, lo que permitió identificar cuatro cuentas que, según los datos, probablemente eran manejadas por un mismo individuo.
Después, el autor se centró en el perfilado psicológico del grupo, analizando aspectos como:
Orientación geopolítica e ideológica de los participantes
Ideología hacktivista
Elección de objetivos de ataque
Fuerza y estructura organizativa del grupo
El análisis mostró que el grupo difundía narrativas propias de Hizbulá, Hamás y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI). Aunque no se detectó apoyo material directo a organizaciones terroristas, la retórica era claramente afín: relatos de "resistencia", elogios a aliados iraníes y consignas típicas del "Eje de la Resistencia".
El grupo operaba en una zona gris, manipulando la información: combinaban imágenes impactantes, hechos no verificados y medias verdades para provocar una sobrecarga emocional en los participantes, incitándolos a actuar. Este mecanismo le resultó familiar al autor, quien reconoció patrones de control psicológico clásico por su experiencia en una secta religiosa en su juventud.
La ecosistema informativo del grupo estaba diseñado para destruir el pensamiento crítico mediante un flujo constante de contenido, promoviendo reacciones emocionales. La verificación de los datos era mínima, y los miembros del grupo se convertían, en esencia, en amplificadores de propaganda.
La investigación no terminó ahí. El autor obtuvo varios mensajes de voz para analizarlos. Aunque ChatGPT no reconocía acentos como lo haría el oído humano, realizó un análisis acústico detectando:
Intonación hiperuniforme, característica de voces generadas por IA
Ausencia de sonidos respiratorios naturales
Presencia de pausas poco naturales
Estabilidad del timbre sin fluctuaciones emocionales
Basándose en estos parámetros, ChatGPT determinó que las grabaciones fueron hechas por una persona real. Curiosamente, el análisis lingüístico sugirió un origen norteamericano con un leve acento occidental o sureño, lo cual resultó correcto: el autor era oriundo de Texas.
Para agilizar futuras investigaciones, desarrolló una lista maestra de solicitudes OSINT para ChatGPT, permitiendo automatizar el análisis de datos objetivos. Esta herramienta genera rápidamente informes de inteligencia completos, con gráficos, estadísticas y la opción de descargar los resultados en formato PDF.
Así, ChatGPT se transformó en un verdadero aliado en el campo de la inteligencia civil: un asistente capaz de descubrir conexiones, construir perfiles y analizar enormes volúmenes de información sin cansancio ni sesgos emocionales.