Dinero frente a seguridad: por qué Londres no se apresura a incluir a China en la "lista negra"

Dinero frente a seguridad: por qué Londres no se apresura a incluir a China en la "lista negra"

El intento de mantener la alianza solo enfureció al comité competente.

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En Londres aumenta el debate sobre cuán dura debe ser la política del Reino Unido hacia China, cuando las cuestiones económicas se cruzan cada vez más con riesgos para la seguridad. El motivo fue un nuevo aviso por parte del control parlamentario sobre los servicios de inteligencia.

El Comité de Inteligencia y Seguridad del Parlamento del Reino Unido declaró que el gobierno está demorando la decisión sobre si debe considerar a China una amenaza prioritaria en términos de influencia encubierta en el país. Se trata de incluir a Pekín en el "nivel ampliado" del régimen británico de registro de influencia extranjera, que debe proteger la economía y la sociedad de actividades hostiles secretas.

En ese nivel ya están Irán y Rusia —para ellos rige un régimen más estricto de restricciones y rendición de cuentas. No obstante, los responsables aún resisten los llamados a añadir a China, aunque a Pekín en el Reino Unido se le ha acusado de acciones relacionadas con amenazas estatales, entre ellas el espionaje industrial, los ciberataques y la vigilancia de políticos.

En su informe anual, el comité recordó que el servicio de seguridad MI5 había señalado previamente un efecto notable de tales mecanismos específicamente contra actividades relacionadas con China. También se advierte que las operaciones hostiles de actores vinculados a otros países se están volviendo más complejas y diversas, y que el riesgo de asesinatos, ataques y secuestros respaldados por estados contra personas consideradas disidentes sigue siendo superior al de años anteriores.

El comité exigió que el gabinete de ministros defina lo antes posible su posición sobre China y explique detalladamente sus argumentos, para que las consideraciones de seguridad no queden desplazadas por intereses económicos. La presión sobre el gobierno aumenta en medio de los preparativos para el viaje del primer ministro Keir Starmer a China en enero —será la primera visita de un líder británico al país desde el viaje de Theresa May en 2018.

Las autoridades, por su parte, afirmaron que la seguridad nacional sigue siendo la principal prioridad y que la política hacia China se plantea como de largo plazo y "estratégica", con disposición a cooperar donde sea posible y a defender con firmeza los intereses donde sea necesario.

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