Este es el caso cuando las medidas de protección no van a la par del progreso tecnológico.
La digitalización activa en la industria automotriz crea problemas significativos en el ámbito de la ciberseguridad. Las empresas manufactureras modernas enfrentan una ampliación de las superficies de ataque y la complejidad en la gestión de tecnologías operativas (OT). Muchos directivos y especialistas en seguridad están sorprendidos por la cantidad de vulnerabilidades que pasan desapercibidas en sus entornos de trabajo.
La implementación de nuevas tecnologías y la gran cantidad de proveedores complican la protección de los sistemas de producción. Las vulnerabilidades surgen en todos los niveles del proceso de fabricación, haciendo que las plantas automotrices sean un objetivo atractivo para los ciberdelincuentes.
La industria automotriz, que abarca grandes corporaciones y pequeños proveedores, se caracteriza por una variedad de sistemas operativos, a menudo obsoletos y sin soporte por parte de los fabricantes. Esto la hace particularmente vulnerable a ataques como el chantaje, el espionaje y el sabotaje.
Grupos conocidos, como LockBit y Black Basta, ya han utilizado métodos sofisticados, incluyendo el doble chantaje, para atacar a los fabricantes de automóviles. Estos ataques implicaron no solo el cifrado y robo de datos, sino también la interrupción parcial de la producción.
Los más peligrosos siguen siendo los llamados ataques de "día cero", donde los delincuentes explotan vulnerabilidades desconocidas en el software. Estos ataques pueden provocar fugas de datos, interrupciones en los procesos de producción y pérdidas financieras significativas.
En los sistemas de producción modernos, el problema se agrava con una arquitectura de red "plana", donde falta segmentación. Esto permite a los atacantes penetrar fácilmente en los sistemas y moverse entre elementos clave del ciclo de producción. Además, la falta de control claro sobre los dispositivos conectados y los sistemas de terceros crea riesgos adicionales.
Los expertos destacan que las herramientas de monitoreo por sí solas no son suficientes para garantizar la seguridad. Los fabricantes deben implementar de inmediato medidas de protección para componentes críticos, como la segmentación de redes, parches virtuales y protección de puntos finales. También es importante capacitar al personal e implementar principios de Zero Trust para evitar la propagación de amenazas.
Para mejorar la seguridad, los fabricantes de automóviles deben colaborar con socios especializados en la protección de entornos OT y adaptarse a estándares internacionales como NIST e IEC. Solo con acciones proactivas se podrán minimizar los riesgos y mantener los procesos comerciales, a pesar de las dificultades y amenazas.