Gadgets inteligentes en medicina: ¿salvación o camino a la locura?

Gadgets inteligentes en medicina: ¿salvación o camino a la locura?

Seguir a un paciente con un reloj inteligente es conveniente, pero hay un detalle importante...

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La tecnología portátil irrumpe en nuestra vida cotidiana, transformándose de accesorios de moda en herramientas prácticas para la atención médica. Miles de millones de dólares en inversiones, decenas de fabricantes y millones de usuarios han convertido a los gadgets inteligentes en asistentes personales confiables para monitorear indicadores físicos. Y los médicos están aprovechando activamente esta ventaja.

El ministro de Salud, Wes Streeting, ya ha propuesto un interesante proyecto: equipar a millones de pacientes del NHS con dispositivos portátiles para el control remoto de síntomas, como las reacciones a los tratamientos oncológicos. A primera vista, parece una solución ideal.

Sin embargo, la comunidad médica se divide en dos bandos. Algunos, como el doctor Jake Deutsch, elogian las nuevas posibilidades; otros, como la doctora Helen Salisbury, advierten sobre la excesiva digitalización y el riesgo de convertir a la sociedad en una cohorte de hipocondríacos.

La doctora Helen Salisbury, médica general de Oxford, destaca el aumento de pacientes que acuden a consulta con datos de sus dispositivos portátiles. Según ella, en la mayoría de los casos, estos datos no aportan beneficios significativos. "Me preocupa que nuestra sociedad caiga en la hiperdetección y que las personas consulten a los médicos por cada señal de sus gadgets en lugar de guiarse por sus propias sensaciones", explica.

Las limitaciones técnicas de los dispositivos también ponen en duda su precisión. El movimiento del usuario, la batería y los sensores pueden generar "ruido" en los datos. El doctor Jian Wei, de la Universidad de Nottingham, señala que mediciones como el ECG realizadas con equipos hospitalarios siempre serán más precisas que las obtenidas de relojes o anillos inteligentes.

Muchas empresas, como Oura y Apple, ofrecen a los pacientes la posibilidad de descargar informes con datos para compartirlos con los médicos. Sin embargo, los clínicos a menudo prefieren verificar estos datos con su propio equipo. La razón es la falta de estándares internacionales tanto para los sensores como para el software. Además, integrar estos datos en la infraestructura médica requiere no solo soluciones tecnológicas, sino también capacitación del personal.

Un caso curioso le ocurrió a Ben Wood, cuyas Apple Watch informaron a su esposa sobre un supuesto accidente automovilístico. En realidad, él estaba participando en una carrera en pista, donde se sentía perfectamente seguro.

Por supuesto, en muchos casos la tecnología funciona de manera excelente. Una periodista de la BBC compartió su experiencia personal: su reloj inteligente le advirtió sobre un aumento de temperatura y alteraciones del sueño dos días antes de que enfermara de una gripe intestinal. Sin embargo, no necesitó la ayuda de un médico, por lo que las predicciones del gadget resultaron ser innecesarias.

Según la doctora Salisbury, los dispositivos portátiles principalmente fomentan hábitos saludables. Pero los consejos fundamentales siguen siendo los mismos: moverse más, beber menos alcohol y mantener un peso normal.

En los próximos años, se esperan transformaciones radicales en el mercado de la electrónica portátil. Los fabricantes tendrán que mejorar significativamente la precisión de las mediciones, crear estándares unificados y encontrar un equilibrio entre la tecnología y la ética médica.

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