La startup IntuiCell ha borrado la línea entre la inteligencia viva y la artificial.
La startup sueca IntuiCell, fundada en la Universidad de Lund, ha hecho realidad el sueño de los escritores de ciencia ficción: máquinas con verdadera inteligencia. La empresa presentó el primer sistema nervioso digital del mundo, una tecnología que permite a los robots conocer el mundo y aprender de su propia experiencia, al igual que los seres vivos.
Para demostrar las capacidades del desarrollo, los ingenieros utilizaron un robot-perro comercial de la marca Unitree llamado Luna. Sin una sola línea de código previo ni instrucciones, la máquina aprendió de forma autónoma movimientos básicos. Comenzando con intentos de mantener el equilibrio, el robot fue aprendiendo gradualmente a sostenerse, caía y se levantaba como un cervatillo dando sus primeros pasos.
A diferencia de los sistemas tradicionales de inteligencia artificial, que funcionan mediante el análisis de enormes volúmenes de datos, la tecnología de IntuiCell imita los mecanismos naturales del aprendizaje. Mientras que los modelos lingüísticos convencionales estudian y copian la experiencia ajena, el nuevo sistema descubre el mundo a través de la interacción directa. Percibe información mediante sensores, experimenta con distintas acciones y forma sus propios modelos de comportamiento basados en decisiones exitosas.
Durante las pruebas, Luna demostró una asombrosa capacidad de adaptación en entornos complejos. El robot aprendió a desplazarse con seguridad sobre piedras, superar obstáculos e incluso caminar sobre hielo. Cada nuevo tipo de superficie o barrera no requería programación adicional: el sistema ajustaba automáticamente sus algoritmos de movimiento basándose en la experiencia adquirida.
El programa es universal y puede integrarse en cualquier dispositivo autónomo, desde diminutos drones hasta androides humanoides. Su valor es especialmente alto para operar en condiciones impredecibles. Por ejemplo, en la exploración de otros planetas, los robots se enfrentarán a situaciones completamente nuevas que deberán resolver sin instrucciones desde la Tierra.
Otra aplicación crucial de esta tecnología podría darse en operaciones de rescate. Durante catástrofes naturales, las máquinas deben actuar en entornos cambiantes donde cada segundo de retraso puede costar vidas humanas.
En el ámbito doméstico, el desarrollo de IntuiCell podría provocar una auténtica revolución. En lugar de asistentes robóticos con funciones rígidas, aparecerá una nueva generación de máquinas capaces de adaptarse a las particularidades de cada familia. Dicho robot podrá estudiar de forma autónoma la distribución del hogar, los hábitos de los propietarios y las peculiaridades de las tareas asignadas, mejorando constantemente sus habilidades.