Alberto Chierici expone el problema central del AGI.
El experto australiano en inteligencia artificial, Alberto Chierici , compartió en LinkedIn sus reflexiones sobre la naturaleza de la conciencia humana y las posibilidades de desarrollar una inteligencia artificial comparable con la mente humana. Según él, la carrera actual por crear AGI (inteligencia general artificial), en la que ya se han invertido más de 500 mil millones de dólares, podría basarse en fundamentos filosóficos erróneos.
Chierici llegó a esta conclusión tras un incidente reciente ocurrido temprano por la mañana. A las 5:45, su habitación comenzó a llenarse de una luz extraordinaria del amanecer: las paredes adquirieron tonos ámbar y rosados, colores imposibles de reproducir con precisión en cualquier pantalla digital. Impulsado por un repentino arrebato, se levantó de la cama y se acercó a la ventana para capturar ese momento con una fotografía.
Fue en ese instante cuando Chierici comprendió una verdad innegable: un algoritmo de aprendizaje automático puede analizar millones de fotos de amaneceres, crear imágenes impresionantes e incluso predecir con exactitud el momento en que el sol aparecerá en el horizonte. Sin embargo, jamás podrá experimentar ese asombro silencioso, ese impulso espontáneo de captar la belleza, esa profunda conexión humana con el mundo que lo rodea.
En febrero, Chierici planea abordar este tema con Eric J. Larson, autor del libro El mito de la inteligencia artificial: por qué las computadoras no pueden pensar como nosotros (2021), en el episodio inaugural del podcast Honest AI. El objetivo principal del proyecto es ayudar a los líderes de la industria a desarrollar inteligencia artificial teniendo en cuenta la esencia de la naturaleza humana.
Muchos investigadores creen firmemente que la mente humana puede reducirse a simples funciones cerebrales que pueden identificarse y replicarse con precisión. Para ellos, la psicología cognitiva no es más que una herramienta para el reduccionismo.
En junio de 2024, la editorial Worthy publicará el libro La mente inmortal, en el que el neurocirujano Michael Egnor y su coautor ofrecen una visión radical sobre la naturaleza de la conciencia. Según ellos, las características clave de la mente humana –la capacidad de pensar lógicamente y tomar decisiones morales conscientes– no pueden explicarse únicamente a través del funcionamiento neuronal. No es casualidad que el famoso “problema difícil de la conciencia”, formulado por el filósofo David Chalmers, siga siendo un misterio sin resolver: nadie ha logrado explicar cómo los procesos físicos en el cerebro generan nuestro mundo interno de experiencias y vivencias.
Las mentes inquisitivas que buscan la verdad se enfrentan a un dilema: para estudiar el funcionamiento de la mente humana, deben utilizar su propia conciencia como herramienta de investigación. Esto crea un círculo vicioso, como intentar ver nuestros propios ojos sin un espejo. A pesar de esta paradoja, constantemente surgen nuevas teorías e ideas audaces. Y es posible que alguna de ellas finalmente sea la clave para desvelar este enigma.