¿El escudo espacial de Elon Musk ha comenzado a resquebrajarse?
Científicos chinos han desarrollado un sistema que permite rastrear la constelación orbital de satélites Starlink. Ahora, el gigante asiático podrá realizar labores de inteligencia (incluidas las militares) y monitorear los movimientos de miles de naves espaciales enemigas. ¿Qué significa esto para Estados Unidos y para el resto del mundo?
Resulta que para tener un control total sobre el sistema Starlink, son suficientes solo 99 satélites de reconocimiento, capaces de posicionarse en 12 horas para vigilar 1400 objetivos. Los dispositivos chinos estarán equipados con un complejo de armamento, que incluye láseres y equipos de microondas para la recolección de datos.
Los ingenieros enfrentaron diversos desafíos técnicos. Para que los sistemas de observación a bordo sean eficaces, es necesario mantener la posición cerca del objetivo durante al menos 10 segundos. Además, la distancia entre los objetos debe permanecer en un rango seguro para evitar cualquier riesgo de colisión.
Los investigadores tuvieron que realizar una cantidad impresionante de cálculos matemáticos complejos y, posteriormente, materializarlos en la práctica. Hasta ahora, nadie podía imaginar que un puñado de dispositivos sería capaz de monitorear miles de objetos en órbita.
También se abordaron minuciosamente los temas relacionados con el suministro energético. Los potentes láseres y demás equipos requieren recursos colosales. Para cada satélite, se diseñó un calendario individual de recarga mediante paneles solares. Gran parte del tiempo se dedicó a planificar cómo cambiarían su posición los satélites chinos en el espacio.
Los conflictos armados de los últimos años han demostrado la importancia estratégica de esta investigación. Las tecnologías de Starlink han demostrado ser extremadamente eficaces en condiciones de combate. SpaceX, bajo la dirección de Elon Musk, ya ha colocado en órbita más de 6700 satélites, y en los próximos años, ese número podría alcanzar varias decenas de miles.
El desarrollo chino es una pequeña pero significativa garantía de seguridad: en caso de necesidad, permitirá tomar medidas a tiempo para proteger a los ciudadanos y las fronteras nacionales. Y lo más importante, será extremadamente difícil para Estados Unidos deshacerse de estos espías, ya que en el espacio rigen sus propias leyes.