La historia de cómo un número extra convirtió algo seguro en peligroso.
Los editores de la revista Chemosphere publicaron una corrección inesperada sobre un polémico estudio acerca de sustancias tóxicas en utensilios de cocina de plástico negro. Un error matemático en los cálculos distorsionó completamente las conclusiones originales de los científicos.
Hace unas semanas, un pequeño estudio científico generó una gran ola de preocupación entre los consumidores. Numerosos medios instaron a los lectores a deshacerse urgentemente de espátulas y cucharas de plástico negro en sus cocinas, mientras que el conocido portal Wirecutter preparó una lista especial de sustitutos seguros. Según el portal Retail Insight, las ventas de utensilios de cocina metálicos y de madera crecieron un 47% en ese período en comparación con el mes anterior.
El motivo de la alarma fue la sustancia BDE-209, un componente ignífugo que anteriormente se utilizaba ampliamente en la fabricación de carcasas de televisores y computadoras. Según el estudio, los utensilios de cocina comunes, al entrar en contacto con alimentos calientes, liberarían unos 34,700 nanogramos de esta sustancia al día. Especialistas del laboratorio Environmental Testing Lab realizaron mediciones adicionales y descubrieron que su concentración aumenta un 15% a temperaturas superiores a 70°C.
Los autores compararon estos resultados con las normas de seguridad establecidas por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. Para una persona promedio de 60 kilogramos, la dosis diaria segura es de 7,000 nanogramos por kilogramo de peso. Esto equivale a 420,000 nanogramos, 12 veces más que las cifras estimadas en el estudio.
Sin embargo, los investigadores cometieron un error al calcular el umbral seguro, omitiendo un cero, y establecieron el límite en 42,000 nanogramos diarios. Esto generó la impresión de que la exposición real estaba peligrosamente cerca del límite permitido, cuando en realidad no superaba una décima parte del valor seguro.
En medio del revuelo, varios grandes fabricantes de utensilios de plástico anunciaron que implementarían etapas adicionales de control de calidad en sus productos. La empresa PlasticWare International declaró que ha invertido 2.5 millones de dólares en nuevo equipo de laboratorio para este propósito.
La directora del estudio, Megan Liu, representante de la organización ambiental Toxic-Free Future, se ha abstenido de comentar sobre la situación. Mientras tanto, el grupo de investigación insiste en que el error matemático no invalida las conclusiones principales del estudio sobre la contaminación significativa de los productos plásticos con sustancias tóxicas.
El problema del BDE-209 tiene una larga historia. La Unión Europea prohibió el uso de este componente en 2006, y luego lo hicieron algunos estados de Estados Unidos. En China, las restricciones entraron en vigor recién en 2023. Los científicos asocian el BDE-209 con el desarrollo de enfermedades oncológicas, trastornos endocrinos, daños al sistema nervioso y problemas de fertilidad.
La Asociación Internacional de Fabricantes de Plásticos señala que, en los últimos cinco años, la industria ha gastado más de 300 millones de dólares en el desarrollo de alternativas seguras al BDE-209. La nueva generación de aditivos ignífugos se somete a pruebas toxicológicas más exhaustivas.
En el estudio inicial, el equipo de Megan Liu analizó 203 artículos de plástico negro: 109 utensilios de cocina, 36 juguetes, 30 accesorios para el cabello y 28 artículos de servicio.
La elección del color negro no fue casual. Este color se logra frecuentemente mediante la adición de desechos electrónicos reciclados, lo que aumenta el riesgo de contaminación. En productos de otros colores, los niveles de contaminación fueron significativamente menores.
Durante el análisis, compuestos de bromo indicativos de aditivos ignífugos se encontraron en solo 20 de los 203 objetos, aproximadamente una décima parte del total. Entre los utensilios de cocina, solo 9 de los 109 artículos mostraron rastros de contaminación.
Un análisis más profundo arrojó resultados aún más alentadores: el BDE-209 estuvo presente únicamente en 14 productos del lote total. Además, como demostraron las pruebas de laboratorio, la concentración de la sustancia no superó el 0.005% del peso del objeto en la mayoría de los casos.
El contenido más alto de compuestos organobromados, 18,600 partes por millón, se encontró en una bandeja desechable para sushi. En los demás artículos, los compuestos de bromo se hallaron solo en una bandeja de comida rápida, y apenas en un nivel límite de 51 partes por millón. Así, de los 28 artículos de servicio analizados, solo dos resultaron problemáticos.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) ha lanzado una investigación a gran escala sobre utensilios desechables de origen asiático. En los próximos seis meses, se planea analizar más de 10,000 muestras de diferentes lotes.
La publicación de la corrección matemática redujo la preocupación pública en torno a los utensilios de cocina de plástico negro. No obstante, los ecologistas siguen insistiendo en la importancia de la correcta eliminación y reciclaje de plásticos.