Las redes sociales han sustituido a los callejones oscuros a plena vista de todos.
El comercio de sustancias prohibidas se ha adaptado a las tecnologías modernas, utilizando redes sociales y mensajeros. Para identificar estas sustancias, se emplean emojis como copos de nieve, corazones, uvas y otros. Estos métodos de comunicación ayudan a ocultar actividades ilegales.
Las plataformas Instagram, Snapchat, X, Telegram y WhatsApp se utilizan cada vez más para realizar transacciones. La Agencia Europea de Drogas, en su informe , señaló un aumento de la actividad en este ámbito. Según investigaciones iniciadas en 2012, en 2021 en Irlanda hasta el 20% de estas transacciones se realizaron a través de redes sociales.
La calidad de los productos adquiridos en línea puede controlarse mediante reseñas de los usuarios, aunque persisten los riesgos. La oferta en estas plataformas suele ser más amplia y los precios más bajos que en las transacciones tradicionales. Sin embargo, no hay datos confiables sobre la seguridad de estos productos. La ONU destaca el aumento del uso de redes sociales para transacciones minoristas, a pesar de la prevalencia del comercio callejero.
Al mismo tiempo, las redes sociales brindan acceso a estos materiales a grupos vulnerables. La Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) advierte que estas plataformas permiten a grandes grupos criminales conectarse directamente con los consumidores, lo que genera dificultades adicionales para combatir las actividades ilegales.
Las empresas propietarias de redes sociales están tomando medidas para combatir las infracciones. En 2023, Instagram y Facebook eliminaron más de 9 millones de publicaciones relacionadas con este tema, mientras que Snapchat eliminó más de 240 mil. Sin embargo, los algoritmos a veces bloquean páginas de organizaciones dedicadas a la prevención y reducción de daños por sustancias prohibidas.
Los estudios muestran que el 60% de los adolescentes han encontrado contenido relacionado con sustancias prohibidas y que el 10% ha declarado haber realizado compras a través de redes sociales. Los algoritmos de detección de estas publicaciones están en constante mejora, pero el problema no se ha erradicado por completo.
Telegram ha fortalecido su política en este ámbito, implementando reglas de entrega de datos a solicitud de las fuerzas del orden. La actualización de su política de privacidad ha afectado la reputación de la plataforma como servicio para la comunicación anónima, lo que ha preocupado a la comunidad de ciberdelincuentes y los ha llevado a considerar la migración a otras plataformas.