Los insectos recibieron mochilas electrónicas y una nueva profesión.
Lograr este resultado con seres vivos ha sido el objetivo de los científicos durante años. Un grupo de investigadores de la Universidad Tecnológica de Nanyang, en Singapur, ha inventado una máquina capaz de convertir cucarachas comunes en cíborgs controlables. El dispositivo instala el equipo electrónico para estimulación y comunicación en solo 68 segundos, 26 veces más rápido que hacerlo manualmente.
Primero, el insecto de seis patas es colocado en un ambiente con dióxido de carbono para inmovilizarlo. Luego, un sistema robotizado lo sujeta mediante varillas metálicas, mientras que la visión computarizada localiza los puntos exactos para fijar los diminutos electrodos y otros componentes. El margen promedio de error de esta tecnología en la instalación de los elementos es de apenas 0,3 mm, un nivel de precisión superior al humano.
El elemento principal de la modificación es una mochila electrónica que permite controlar los movimientos del insecto a distancia mediante la estimulación de sus antenas. Cuando se envía una señal al lado izquierdo o derecho, la cucaracha gira en la dirección deseada, lo que permite al operador guiarla con precisión hacia cualquier punto. La mochila pesa menos de un gramo y funciona con una batería miniatura que dura hasta seis horas de operación continua.
Los pequeños cíborgs funcionan tan bien como los preparados manualmente por especialistas experimentados. Los científicos aseguran que el procedimiento es seguro y no afecta las funciones biológicas de los insectos. Después de retirar el equipo, las cucarachas vuelven completamente a su vida normal.
Las cucarachas son ideales para este tipo de experimentos debido a sus características únicas. Son pequeñas, lo que les permite atravesar grietas estrechas y escombros donde no pueden entrar las personas ni los robots convencionales. Además, pueden escalar paredes y superar obstáculos complicados, algo que sigue siendo un desafío para los robots mecánicos. También son increíblemente resistentes: soportan presiones 900 veces superiores a su propio peso y alcanzan velocidades de hasta 1,5 metros por segundo.
Estos insectos tienen un olfato y tacto excepcionalmente agudos. Detectan sustancias químicas, gases e incluso pueden localizar personas. Sus antenas captan las más mínimas vibraciones del aire y cambios de temperatura, mientras que su sistema nervioso avanzado les permite reaccionar instantáneamente ante el peligro.
La nueva tecnología permite producir cientos e incluso miles de cíborgs por encargo. A diferencia de las máquinas inteligentes, los seres vivos consumen casi nada de energía y se reproducen por sí mismos, lo que resulta mucho más rentable en tiempo y costos. Según los cálculos de los científicos, mantener una colonia de mil ejemplares cuesta 100 veces menos que fabricar la misma cantidad de microrrobots.
Las cucarachas cíborgs se emplearán para localizar personas en edificios derrumbados, monitorear la calidad del aire y detectar contaminantes. Los militares también han mostrado interés en esta tecnología: los insectos pueden usarse para vigilancia encubierta y recopilación de información. Su ventaja radica en que apenas emiten sonido, no llaman la atención y sus sistemas electrónicos son tan pequeños que no pueden ser detectados por los sensores convencionales.