¿Nuevas restricciones a la exportación de metales?
La semana pasada, los mercados mundiales se vieron sacudidos por la noticia de que China prohibió la exportación de galio y germanio a Estados Unidos. Es evidente que este es otro capítulo en la creciente tensión comercial entre las dos mayores economías del mundo, pero las consecuencias podrían ser mucho más graves de lo que parecen a simple vista.
La decisión de Pekín responde a las recientes restricciones de la administración Biden sobre el suministro de microchips y tecnologías necesarias para la fabricación de semiconductores avanzados. Además del galio y el germanio, la prohibición incluye la antimonia y materiales ultraduros utilizados en la producción. Las autoridades chinas también insinuaron que podrían restringir la exportación de grafito.
Lo más preocupante es que estas restricciones probablemente sean solo el primer eslabón de una larga cadena de eventos. El galio, por ejemplo, es un subproducto de la producción de aluminio a partir de la bauxita. China es el mayor productor de aluminio del mundo, lo que no es casualidad: el país ha invertido deliberadamente en tecnologías para su extracción y purificación.
Una situación similar ocurre en la industria de las baterías. China domina prácticamente todas las etapas de la cadena de producción de baterías de iones de litio. Sin embargo, esto no se debe a sus recursos naturales, ya que el país posee solo el 8% de las reservas mundiales de litio, pero procesa alrededor del 58% de la oferta global.
La influencia china también se extiende a otros materiales clave para la fabricación de baterías. El níquel extraído en Indonesia y el cobalto de la República Democrática del Congo se envían a China para su procesamiento.
La situación con el litio es especialmente reveladora: su precio ha caído un 80% en el último año. Según funcionarios estadounidenses, la causa no solo es la disminución de la demanda de vehículos eléctricos, sino también una posible estrategia de saturación del mercado por parte de China para expulsar a otros productores y hacer sus negocios inviables.
Las restricciones a la exportación de grafito también podrían impactar el mercado de baterías, ya que es esencial para la producción de ánodos en baterías de iones de litio. Aún no está claro si las restricciones afectarán únicamente al grafito de alta pureza para fines militares o también a los materiales destinados a la producción civil.
Hasta ahora, China se había abstenido de imponer prohibiciones directas sobre el suministro de materiales clave para la producción de baterías. Sin embargo, la política comercial global es cada vez más impredecible, y cualquier movimiento de Pekín en esta dirección tendrá graves consecuencias.
Cabe destacar que la escasez de grafito, litio, níquel o cobre podría desencadenar un efecto dominó en el desarrollo de tecnologías climáticas, ya que las baterías juegan un papel crítico no solo en los vehículos eléctricos, sino también en las redes energéticas modernas.
Ahora, las empresas de todo el mundo se ven obligadas a buscar urgentemente nuevos proveedores. Los expertos señalan que, a pesar de los riesgos económicos para China, el país continuará tomando medidas en respuesta a las acciones de EE. UU. y sus aliados. La creciente incertidumbre en el mercado provocará importantes cambios en el sistema logístico global en los próximos años.