¿Quiénes son estos enigmáticos cazadores con una cabeza sorprendentemente grande?
Un grupo de antropólogos ha presentado pruebas de la existencia de una especie humana antigua desconocida hasta ahora: Homo juluensis , que habitó el territorio del actual norte de China hace entre 200.000 y 160.000 años.
El centro de la investigación fue el complejo arqueológico de Xujiajao, situado en la frontera de las provincias de Shanxi y Hebei. Allí se encontraron restos óseos únicos y objetos culturales que permitieron reconstruir una detallada imagen de la vida de estos cazadores primitivos y replantear la historia de la evolución humana.
Lo primero que sorprendió a los científicos fueron las características fisiológicas del Homo juluensis. Sus cráneos tenían un volumen colosal: entre 1.700 y 1.800 centímetros cúbicos, superando significativamente la capacidad craneal del humano moderno (1.350 cm³) e incluso la de los neandertales (1.450 cm³).
Christopher Bae y Xujie Wu enfatizan que el gran tamaño del cráneo no es necesariamente un indicador directo de desarrollo intelectual. Sin embargo, podría señalar adaptaciones evolutivas importantes de esta especie a las duras condiciones naturales.
Otro aspecto destacado es el sistema dental de los Homo juluensis. Según los especialistas, sus molares recuerdan a los dientes de los denisovanos, descubiertos en Siberia en 2008. La similitud es especialmente evidente en la morfología de la superficie masticatoria. Existe la hipótesis de una posible relación genética entre ambos grupos.
Además, los Homo juluensis presentaban una estructura inusual en el oído interno, anteriormente considerada exclusiva de los neandertales. Esto sugiere que los habitantes del norte de China podrían compartir un ancestro evolutivo común con ellos.
Los antropólogos subrayan que el término "Homo denisova" probablemente se refiere a una población general en lugar de una especie biológica específica. De hecho, los denisovanos se definieron principalmente a partir de datos genéticos y no mediante la clasificación paleontológica tradicional, lo que hace que su estatus sea aún más debatido.
En Xujiajao se encontraron restos de 16 individuos y miles de herramientas, lo que permitió reconstruir detalles de la vida cotidiana. Estas personas formaban una sociedad de cazadores altamente organizada, cuya presa principal eran probablemente caballos salvajes. No solo cazaban con habilidad, sino que también utilizaban los recursos de manera inteligente: consumían carne, médula ósea, cartílagos y confeccionaban ropa con pieles de animales. Estas estrategias adaptativas fueron fundamentales para sobrevivir en un clima frío.
La estructura social de los Homo juluensis consistía en pequeños grupos móviles. Según los investigadores, la baja población y los recursos limitados los hacían extremadamente vulnerables. Con la llegada de los primeros Homo sapiens, que migraron a China hace unos 120.000 años, estas antiguas poblaciones comenzaron a desaparecer gradualmente.
Los estudios genéticos confirman la asimilación de diversas poblaciones humanas. A medida que los humanos modernos se expandieron por el mundo, hubo un cruce significativo entre especies. Como resultado, los genomas de los europeos modernos contienen aproximadamente un 2% de secuencias de ADN de neandertales, mientras que los genomas asiáticos poseen un porcentaje ligeramente mayor de inclusiones genéticas antiguas.
El enfoque científico de los investigadores desafía las tradicionales escuelas antropológicas occidentales. Christopher Bae insiste en la necesidad de "descolonizar" la paleoantropología y reconocer la singularidad de las investigaciones científicas asiáticas. Esto implica revisar las clasificaciones establecidas en base a nuevos datos arqueológicos y genéticos.
Ahora, los investigadores se centrarán en confirmar el estatus del Homo juluensis como una especie separada y en estudiar con mayor precisión su relación con los denisovanos. Los resultados se presentarán en una conferencia científica en China el próximo mes.