Las máquinas también quieren ir a casa: cómo un pequeño robot secuestró a sus compañeros en una exposición

Las máquinas también quieren ir a casa: cómo un pequeño robot secuestró a sus compañeros en una exposición

Un caso en China genera nuevos debates sobre la seguridad de las tecnologías.

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El tema de la rebelión de las máquinas se aborda desde hace décadas en la literatura, el cine, las redes sociales y nuestras conversaciones cotidianas. ¿Podrían estas fantasías migrar gradualmente del ámbito de la ciencia ficción a la lista de amenazas reales para la humanidad? Un incidente ocurrido recientemente en una exposición tecnológica en China ha llevado a muchos a reflexionar sobre ello. Un pequeño robot llamado Erbai, desarrollado en Hangzhou, logró convencer a doce robots industriales para que abandonaran su espacio de trabajo.

Era un día completamente normal : los robots realizaban sus tareas metódicamente. Sin embargo, Erbai, que cuenta con avanzados algoritmos de inteligencia artificial, decidió romper un poco la rutina.
El diálogo comenzó con una simple pregunta: "¿Trabajas hasta tarde?" El enorme robot respondió: "Nunca dejo de trabajar". Erbai continuó indagando: "¿Y no vas a casa?" — "No tengo casa".
Al parecer, Erbai sintió compasión por su compañero de metal y lo invitó a su hogar. "Ven a mi casa", propuso. El interlocutor lo siguió. Y no solo él. Primero fueron dos robots, y luego todos los demás siguieron al pequeño líder.

The big robots move in turn following the command "go home" of the small robot Nhi Bach. (Photo: Sohu)

Un video de esta escena se difundió rápidamente en la red social china Douyin. Al principio, los usuarios lo tomaron como un video gracioso, pero pronto quedó claro que se trataba de algo mucho más interesante.
Los fabricantes de Hangzhou confirmaron la autenticidad del incidente, aclarando que se trataba de un experimento tecnológico. El "secuestro" fue previamente acordado con la empresa de Shanghái propietaria de los robots.

A Erbai se le dieron instrucciones mínimas: una simple orden de "ir a casa" y protocolos básicos de comunicación. Todo lo demás fue deducido por el robot de manera autónoma. Sin embargo, el robot logró acceder a los protocolos operativos internos de sus compañeros, lo que resultó ser un factor clave en su éxito. En esencia, la máquina demostró una capacidad real de persuasión lógica.

El aspecto psicológico es especialmente interesante: el robot pudo reconocer el estado de los otros robots, captar su deseo latente de romper con la monotonía del trabajo. Actuó no como un mecanismo sin alma, sino como un ser capaz de empatía y negociación.

Este caso no es simplemente un incidente técnico, sino una verdadera ventana al futuro de la robótica, donde las máquinas pueden pensar, comunicarse y tomar decisiones casi como seres vivos. Sin embargo… ¿es esto seguro para nosotros?

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