Miles antes de la rueda: antiguas piedras revelan la historia de la rotación

Miles antes de la rueda: antiguas piedras revelan la historia de la rotación

El primer volante del ser humano fue hallado en el mar de Galilea.

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En la orilla del mar de Galilea, los arqueólogos han desenterrado una sorprendente colección de discos de piedra de 12 mil años de antigüedad. Según científicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, este hallazgo podría transformar por completo nuestra comprensión del desarrollo de las tecnologías antiguas. Es posible que estas piedras se usaran para hilar hilos y fueran un precursor de la rueda mucho antes de su invención oficial.

El antiguo asentamiento de Nahal Ein-Gev II, donde se descubrieron los artefactos, se encuentra en el valle del río Jordán, a dos kilómetros del mar de Galilea. Los primeros hallazgos se realizaron hace medio siglo: en 1972, durante unas excavaciones de prueba, los arqueólogos extrajeron seis discos de piedra. La mayor parte de la colección —107 ejemplares— se recopiló mucho más tarde, entre 2010 y 2021.

Los investigadores Talia Yashuv y Leore Grosman estudiaron minuciosamente cada piedra y clasificaron los hallazgos en tres categorías. A la primera pertenecen 48 discos con perforaciones completas; a la segunda, 36 piedras partidas con hendiduras parciales. En la tercera categoría se incluyeron 29 piezas en bruto, que solo mostraban indicios de perforación inicial. Fueron precisamente estas piezas inacabadas las que llevaron a los investigadores a pensar que las piedras se trabajaban directamente en el asentamiento.

Para comprender el propósito de los artefactos, se utilizó escaneo tridimensional moderno. Gracias a esta tecnología, se pudieron examinar las perforaciones desde cualquier ángulo y realizar mediciones precisas, imposibles con una inspección convencional. Los expertos analizaron la forma de los canales, la disposición de los puntos de encuentro de las perforaciones opuestas y la geometría de las hendiduras de entrada.

El escaneo reveló que los antiguos artesanos perforaban las piedras desde ambos lados, tratando de alinear los canales en el centro del grosor de la pieza. Las hendiduras de entrada tenían un ancho uniforme. Al comparar estos datos con otros hallazgos arqueológicos, los científicos concluyeron que se trataba de fusayolas: pesas para husos que ayudaban a los antiguos a hilar hilos.

La hipótesis se confirmó en la práctica: los investigadores fabricaron réplicas exactas de las fusayolas antiguas y probaron a hilar con ellas. El experimento fue un éxito: la ubicación central de los orificios en las piedras permitía una rotación uniforme en el huso de madera.

Aunque los discos hallados no pueden considerarse una rueda con eje propiamente dicha, demuestran que los habitantes de la Edad de Piedra comprendían perfectamente el principio de la rotación varios milenios antes de la invención oficial de la rueda en la Edad de Bronce.

El descubrimiento encaja perfectamente en el panorama general del desarrollo tecnológico de la época. En ese entonces, las tribus ya habían aprendido a hacer yeso de alta calidad, construir almacenes, usar taladros de sílex con mangos, fabricar cuentas redondas y perfeccionar constantemente sus técnicas de caza.

El estudio fue publicado en la revista científica PLOS ONE. No solo revela páginas desconocidas de la historia de la mecánica, sino que también muestra la sorprendente continuidad de la inventiva humana a lo largo de milenios.

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