¿Qué se esconde detrás del marketing y por qué los números primos desconciertan a los chatbots?
Apple sigue exponiendo las debilidades de los modelos de lenguaje (LLM), que pueden afectar significativamente la percepción que las personas tienen de la inteligencia artificial. Como se ha descubierto, incluso los sistemas más avanzados no pueden resolver problemas matemáticos elementales cuando se presentan en forma de texto.
Por ejemplo, recientemente los desarrolladores llevaron a cabo un curioso experimento. Al plantear a los bots un problema sencillo sobre kiwis, la inteligencia artificial no logró distinguir entre la información relevante y la secundaria. En lugar de simplemente contar el número total de frutas, el sistema se obsesionó con la descripción de su tamaño. Como resultado, algunos bots erróneamente restaron cinco kiwis pequeños del total y dieron una respuesta incorrecta de "185".
Es curioso que los estudiantes de escuela resuelvan este tipo de tareas mucho mejor. Ellos entienden de forma intuitiva qué datos son importantes para solucionar el problema y cuáles son meramente distractores. A diferencia de la inteligencia artificial, el cerebro infantil filtra perfectamente la información innecesaria.
Es especialmente interesante observar la gran campaña publicitaria del iPhone 16 Pro, que integrará un nuevo sistema llamado "Apple Intelligence". La compañía ha reclutado a numerosas celebridades para la promoción, desde el famoso mariscal de campo Patrick Mahomes de los Kansas City Chiefs hasta el rapero Snoop Dogg, quien ya se ha convertido en un ícono cultural de los Juegos Olímpicos. Los creadores del anuncio presentan Apple Intelligence como un salvavidas en situaciones incómodas. En uno de los comerciales, la actriz Bella Ramsey interpreta a una joven que no puede recordar el nombre de un conocido en una fiesta y, en secreto, consulta al asistente de IA para obtener ayuda.
La ironía es que, para recibir la respuesta, la protagonista debe contarle al sistema todos los detalles sobre su encuentro con esa persona. Resulta que recuerda perfectamente dónde y en qué circunstancias se conocieron, pero ha olvidado lo más sencillo: el nombre. En un diálogo real, sería mucho más fácil admitir que ha olvidado el nombre y volver a preguntar.
En otro anuncio, la misma actriz muestra cómo, gracias a Apple Intelligence, se puede fingir que un correo importante ha sido leído antes de una reunión con un agente. Los autores de la publicidad presentan esto como una elegante solución a un problema cotidiano. Claro, en la vida real, este tipo de trucos pueden convertirse en un bochorno. Intenten sacar el teléfono de manera discreta y consultar con la IA en medio de una conversación: una pausa incómoda será inevitable, y el interlocutor seguramente sospechará que algo anda mal.
El periodista de Los Angeles Times, Michael Hiltzik, insta a no dejarse llevar por el furor que rodea a la inteligencia artificial y a evaluar con sobriedad las capacidades de estas nuevas tecnologías, especialmente cuando los gigantes de la tecnología inventan nuevas y astutas estrategias de marketing.
Los investigadores subrayan que el mayor peligro no radica en lo que la IA puede o no puede hacer, sino en lo fácil que es para los usuarios creer en las promesas publicitarias. Las empresas tecnológicas se complacen en exagerar las virtudes de sus productos, mientras que ocultan cuidadosamente sus defectos.
Sin la intervención humana, la inteligencia artificial es prácticamente inútil. Curiosamente, este límite fundamental rara vez se menciona en los coloridos anuncios publicitarios. Pero hay un motivo aún más preocupante. La costumbre de depender de la IA en situaciones simples podría llevar a que las personas olviden cómo usar su propia memoria e intelecto. Al delegar en la inteligencia artificial tareas como recordar nombres o leer correos, corremos el riesgo de perder habilidades cognitivas esenciales.