El juego entre bastidores de los servicios de inteligencia y sus resultados imprevistos.
La administración de Donald Trump intentó en secreto derrocar al presidente de Venezuela , Nicolás Maduro, mediante ciberataques y promoviendo cambios políticos en el país. En 2018, Trump impuso sanciones contra el círculo cercano de Maduro, apoyando al opositor venezolano Juan Guaidó, quien se proclamó presidente interino. Entonces, la CIA inició una operación secreta para desestabilizar el régimen de Maduro, incluyendo un ciberataque al sistema de pago de los militares.
Mientras tanto, la oposición intentaba convencer a los partidarios del régimen para que apoyaran a Guaidó. Se llevaron a cabo operaciones de sabotaje dirigidas a importantes infraestructuras, pero muchas de ellas no lograron sus objetivos. Un ejemplo de estos fracasos fue el intento de sabotear tanqueros dirigidos a Cuba, que también apoyaba al líder venezolano. La planificación y ejecución de las operaciones se complicaron debido a las discrepancias entre la administración y la CIA.
La culminación de los esfuerzos fue el fracaso de la operación “Libertad” en abril de 2019, cuando Guaidó llamó a los militares a unirse masivamente a la oposición. Sin embargo, no recibió apoyo militar, y el régimen de Maduro se mantuvo gracias a la lealtad de su entorno y al apoyo de los aliados cubanos.
El ciberataque al sistema de pago de los militares solo afectó temporalmente la lealtad de las tropas. Las expectativas excesivamente altas sobre la CIA y los recursos limitados también jugaron un papel en la reducción de la efectividad de la campaña. Las contradicciones entre el liderazgo de la administración y el enfoque cauteloso de la CIA llevaron a que las medidas necesarias no se tomaran a tiempo.
Casi un año después de estos eventos, Trump perdió a su principal partidario en este tema: John Bolton. Con la salida de Bolton, la administración suspendió las acciones activas de apoyo a la oposición en Venezuela. En 2023, la administración de Joe Biden propuso un alivio de sanciones a cambio de la promesa de Maduro de realizar elecciones libres. Sin embargo, el acuerdo fue incumplido: los principales candidatos de la oposición fueron descalificados, lo que provocó nuevas protestas y una ola de arrestos.
Actualmente, a pesar de los fracasos en los intentos de influir en el cambio de poder en Venezuela, la CIA y otras agencias han logrado incrementar sus capacidades de ciberespionaje en el país. Este cambio podría jugar un papel importante en el futuro para observar los acontecimientos en Venezuela.
Los intentos de intervenir en las estructuras estatales mediante ciberataques subrayan el creciente papel de la seguridad digital tanto en la política como en las relaciones internacionales. Estos eventos muestran que cualquier intento de desestabilizar un país usando ciberarmas puede conducir a consecuencias impredecibles, intensificación de conflictos y debilitamiento de la confianza entre naciones.