Los teléfonos inteligentes comunes permitieron al FBI infiltrarse en el mundo criminal desde dentro.
El periodista Joseph Cox habló sobre la mayor operación encubierta del FBI, relacionada con el uso de redes telefónicas cifradas para rastrear actividades delictivas.
En 2018, apareció en el mercado una plataforma segura de comunicación llamada Anom, que pronto se hizo popular entre grupos criminales. Fue utilizada activamente por influyentes narcotraficantes en todo el mundo, confiando en que sus mensajes estaban protegidos. En la plataforma Anom se discutían temas como el contrabando de sustancias prohibidas, crímenes y otras actividades ilegales. Sin embargo, Anom tenía un secreto: la plataforma estaba bajo el control del FBI.
La historia fue el tema de una conferencia en la reunión anual de hackers DEF CON, donde el autor reveló todos los aspectos del funcionamiento de Anom. Durante una charla de 40 minutos, se presentó un análisis completo de cómo funcionaba la plataforma, desde el funcionamiento de los propios teléfonos y la red, hasta el mecanismo del backdoor que permitía a las agencias de inteligencia acceder a las comunicaciones. Además, se revelaron detalles sobre la estructura corporativa de Anom y las acciones del FBI destinadas a desarrollar el proyecto.
Durante tres años, las agencias de inteligencia gestionaron la empresa, proporcionando teléfonos seguros a criminales en todo el mundo mientras monitoreaban sus actividades. Esto dio a los agentes un acceso único a información sobre actividades delictivas, permitiendo rastrear a narcotraficantes, contrabandistas y otros criminales en tiempo real.
La gestión de Anom resultó ser no solo una jugada táctica exitosa para el FBI, sino también un desafío. Los agentes tuvieron que enfrentarse a problemas típicos de cualquier startup tecnológica, desde servicios en la nube hasta logística y atención al cliente. Finalmente, la operación fue tan exitosa que tuvieron que cerrarla en 2021, ya que la magnitud de la vigilancia de las actividades delictivas había superado los límites razonables.
Uno de los episodios más emocionantes ocurrió cuando se agotaron las existencias de los teléfonos Google Pixel utilizados en Anom. Cuando los dispositivos escaseaban, el FBI organizó una operación secreta. Las agencias de inteligencia enviaron un lote de dispositivos Android a Europa en un avión privado y luego los dejaron en un lugar acordado, desde donde los intermediarios de Anom recogieron los teléfonos sin sospechar quién estaba detrás de la operación.
La operación Anom marcó un punto de inflexión en la lucha contra el crimen organizado. Gracias a la información recopilada, se pudieron prevenir numerosos delitos, interceptar grandes cargamentos de sustancias prohibidas y desmantelar redes criminales enteras. Como resultado de la operación, más de 800 personas fueron arrestadas en 16 países y se incautaron de grandes cantidades de drogas, armas y fondos obtenidos por los criminales.