Investigadores descubren una conexión inesperada entre el pensamiento y el lenguaje.
Un estudio de muchos años realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha demostrado que el lenguaje y el pensamiento son dos sistemas independientes, y no un todo único como se creía anteriormente.
El famoso filósofo británico Bertrand Russell alguna vez afirmó que el objetivo principal del lenguaje es hacer posibles pensamientos que sin él no podrían existir. Sin embargo, la naturaleza demuestra lo contrario: los chimpancés son capaces de superar a los humanos en juegos estratégicos, y los cuervos de Nueva Caledonia crean herramientas para cazar, todo ello sin utilizar palabras.
Al mismo tiempo, los humanos enfrentan tareas cognitivas mucho más complejas que los chimpancés, como resolver ecuaciones diferenciales o crear majestuosas sinfonías. Durante mucho tiempo, la comunidad científica se ha preguntado: ¿es necesario el lenguaje como un material constructivo especial para grandes logros?
Evelina Fedorenko, neurobióloga del MIT, aplicó dos métodos de investigación. El primero fue el análisis clásico de pacientes con afasia, una grave alteración del habla tras un daño en el hemisferio izquierdo del cerebro. Resultó que personas que habían perdido por completo la capacidad de comprender y producir lenguaje lograban resolver con éxito problemas matemáticos, rompecabezas lógicos e interactuaban socialmente.
El segundo método incluyó el uso de tecnologías modernas de neuroimagen. Los científicos observaron la actividad cerebral de los voluntarios mientras realizaban diversas tareas. Descubrieron que las áreas del cerebro responsables del lenguaje permanecen "en silencio" cuando una persona resuelve sudokus o se dedica a la planificación.
El estudio refutó la popular hipótesis de que en el cerebro existe una zona especial que procesa estructuras jerárquicas tanto en el lenguaje como en el pensamiento. Resulta que el cerebro utiliza diferentes áreas para procesar jerarquías en el lenguaje, las matemáticas y la música.
Fedorenko compara el lenguaje con la "telepatía". Gracias a él, podemos compartir conocimientos, advertir a nuestros semejantes sobre peligros, enseñar a las siguientes generaciones y cooperar en situaciones complejas.
Los idiomas modernos (hay alrededor de 7000, incluidas las lenguas de señas) han evolucionado de manera que permiten transmitir información de manera más eficiente. Están optimizados para la fácil recepción, comprensión y enseñanza a los niños.
Según los investigadores, la singularidad del ser humano no radica en una sola habilidad "dorada", sino en el desarrollo complejo de varios sistemas cerebrales. Además del lenguaje, poseemos un pensamiento social desarrollado, mecanismos que nos permiten resolver nuevas tareas y la capacidad de conectar eventos en el tiempo.
Nuevas perspectivas en el estudio de la interacción entre palabras y pensamientos se abren con las redes neuronales artificiales. Los grandes modelos lingüísticos como GPT manejan bien los textos, pero todavía "piensan" de manera mediocre y limitada. Los resultados del estudio encajan perfectamente con esto. Los científicos denominan a los LLM el primer "organismo modelo" para la lingüística cognitiva y la neurobiología. Con su ayuda, se pueden llevar a cabo experimentos que no son posibles en humanos, como investigar el impacto de una entrada lingüística limitada en el desarrollo de un sistema.