Videojuegos: ¿amenaza o antiestrés? Un estudio sobre los beneficios inesperados de las consolas

Un extenso estudio realizado en Japón con la participación de casi 100,000 personas, reveló que la afición por los videojuegos puede tener un efecto positivo en el estado psicológico de los jugadores. Evidentemente, estas conclusiones contradicen la creencia generalizada sobre este popular pasatiempo.

A pesar de la decisión de la OMS de clasificar el trastorno de juego como una enfermedad mental, la ciencia no cuenta con suficientes pruebas de una relación sólida entre los videojuegos y la salud mental. Según los científicos, recientemente se han registrado tanto ejemplos negativos como positivos.

Los autores de este nuevo trabajo, publicado en la revista Nature Human Behaviour, utilizaron datos sobre la escasez de consolas de videojuegos en Japón durante la pandemia. Entre 2020 y 2022, los minoristas japoneses distribuyeron dos consolas diferentes entre los consumidores mediante una lotería. El economista Hiroyuki Egami de la Universidad Nippon en Tokio, junto con sus colegas, utilizó este método de distribución para investigar cómo los videojuegos podrían influir en el nivel de ansiedad y la satisfacción con la vida.

«La pandemia de COVID-19, que surgió en 2020, convirtió temporalmente a los videojuegos en una forma de entretenimiento preferida que cumplía con los requisitos de distanciamiento social», se señala en el artículo. «El número de personas en todo el mundo que juegan videojuegos alcanzó casi los tres mil millones. Paralelamente, aumentó el tiempo que las personas dedicaban a esta forma de ocio».

El estudio abarcó a 97,602 personas de entre 10 y 69 años en todo Japón. De esta muestra, 8,192 personas participaron en la lotería. Los investigadores se centraron en indicadores como la posesión de consolas de videojuegos, las preferencias de juego, la salud mental, la satisfacción con la vida y las características socio-demográficas. Para establecer relaciones causales, se utilizaron algoritmos de aprendizaje automático.

Los resultados mostraron que los videojuegos tenían un impacto positivo en la salud mental de los participantes: ayudaban a lidiar con el estrés, a distraerse e incluso a algunos a combatir la soledad. Sin embargo, aquellos que pasaban más de tres horas al día jugando en la consola experimentaban una disminución en el efecto positivo con el tiempo. Además, el simple hecho de poseer una consola ya tenía un efecto beneficioso.

No obstante, los investigadores señalaron que las condiciones relacionadas con el confinamiento podrían haber influido en los resultados obtenidos.

«Nuestro experimento demostró que los videojuegos tienen un impacto positivo en el bienestar psicológico, pero jugar más de tres horas al día trae cada vez menos beneficios», subrayan los autores del estudio. «Además, la magnitud del efecto de los videojuegos dependía de varios factores socioeconómicos, como el género, la edad, la profesión y la estructura familiar. Estos hallazgos destacan la necesidad de seguir investigando los mecanismos mediante los cuales los videojuegos influyen en el bienestar psicológico y la importancia de desarrollar políticas que tengan en cuenta los diferentes efectos de los medios digitales en diversos grupos de población».

A pesar de cierta incertidumbre, las conclusiones del estudio pueden contribuir a equilibrar la imagen negativa exagerada que ha prevalecido en la mente del público. A veces, esto llega al absurdo. Por ejemplo, el año pasado, el periódico británico Daily Mail publicó un artículo con el titular: «Niños adictos a los videojuegos atacan a sus padres, y quitarles la consola los hace aún más agresivos, advierten los expertos».

Sin embargo, otros riesgos relacionados con la afición a los videojuegos persisten. El Centro de Salud de Harvard ha informado sobre lesiones repetitivas y otros problemas debido a la actividad excesiva en los juegos. La Asociación Americana de Psicología también ha definido el trastorno de juego como una obsesión por los videojuegos, abandono de otras actividades y pérdida de interés en ellas.