Las máquinas están aprendiendo a pensar como humanos... literalmente.
La startup suiza FinalSpark ha presentado Neuroplatform , la primera plataforma en línea del mundo que proporciona acceso remoto a organoides cerebrales humanos cultivados en laboratorio, utilizados como procesadores biológicos. Este innovador desarrollo podría reducir significativamente el consumo de energía de los sistemas de inteligencia artificial. La tecnología ya está disponible mediante suscripción.
Los procesadores digitales tradicionales son extremadamente demandantes en términos de energía. Por ejemplo, entrenar el modelo de lenguaje GPT-3 requiere aproximadamente 10 GWh de energía, lo que equivale a 6000 veces el consumo anual de un europeo promedio. En contraste, el cerebro humano consume solo 20 vatios.
Los bioprocesadores de FinalSpark funcionan a partir de tejido cerebral colocado en dispositivos especiales con matrices multielectrodo (MEM). Las células cerebrales se cultivan en incubadoras a la temperatura corporal, se les suministra agua y nutrientes, y están protegidas contra bacterias y virus. Cada MEM contiene cuatro organoides conectados a ocho electrodos que estimulan simultáneamente las células artificiales y registran los resultados de su actividad.
Los datos se transmiten a través de convertidores digital-analógicos a una frecuencia de 30 kHz y con una resolución de 16 bits. Un sistema microfluídico de soporte vital alimenta a las MEM, y cámaras monitorean su funcionamiento. La parte del software de Neuroplatform incluye herramientas para la entrada de variables, cálculos y lectura de datos de salida.
La vida útil de estos dispositivos es de hasta varios meses. Las células continúan funcionando hasta su muerte natural, tras lo cual se requiere una pausa de hasta una hora para reemplazar los organoides. En los últimos tres años, se han probado más de 1000 organoides cerebrales en Neuroplatform, lo que ha permitido recopilar más de 18 terabytes de datos.
Sin embargo, todavía se desconoce si los organoides cultivados artificialmente poseen conciencia o si tienen el potencial para desarrollarla. Su uso como bioprocesadores plantea varias cuestiones éticas relacionadas con la mejora de la biología humana y el transhumanismo. Esta área sigue siendo una zona gris sin respuestas claras. El desarrollo de Neuroplatform lleva a los escépticos a reflexionar seriamente sobre cuestiones fundamentales: ¿qué significa ser humano en el mundo moderno y en qué nos diferenciamos de las máquinas?
El cerebro humano atrae cada vez más el interés de las empresas tecnológicas. Mientras FinalSpark utiliza tejido cerebral para entrenar inteligencia artificial, la empresa de Elon Musk, Neuralink, experimenta con implantes que permiten controlar dispositivos con el pensamiento. Los delgados electrodos de Neuralink, implantados en las fibras nerviosas, pueden descifrar las señales neuronales y convertirlas en comandos para la computadora. La tecnología no solo permite interactuar con dispositivos digitales externos, sino que (en perspectiva) podría iniciar movimientos musculares voluntarios en el cuerpo humano.
En 2023, Neuralink recibió la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos para realizar estudios de implantes cerebrales en humanos. Este año se llevó a cabo la primera operación para implantar tal dispositivo. Sin embargo, en mayo surgieron informes preocupantes sobre fallos en el chip de uno de los pacientes.