Un reciente estudio finalmente reveló el principal secreto para combatir la desinformación.
Un gran estudio reciente publicado en la revista estadounidense Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) mostró que un descanso de seis semanas de las redes sociales reduce significativamente la probabilidad de creer en la desinformación en línea.
El estudio fue el mayor experimento de desactivación de redes sociales, con más de 35.000 usuarios de Facebook e Instagram que aceptaron desconectarse de las redes sociales durante las elecciones presidenciales de EE.UU. en 2020.
Los científicos colaboraron con investigadores de Meta, la compañía matriz de Facebook, que brindó acceso a los datos y algoritmos de la plataforma.
El estudio demostró que los participantes que se desconectaron de Facebook, después de volver a ingresar tras seis semanas, eran menos propensos a creer en la desinformación en línea, a pesar de su disminución en la participación política en las redes sociales.
El estudio arrojó cuatro conclusiones clave:
«Encontramos efectos prácticamente nulos del acceso a Facebook e Instagram en la percepción de la legitimidad del proceso electoral, incluyendo la percepción de fraude», señala el estudio.
Los partidarios de Trump continúan difundiendo afirmaciones falsas sobre presuntos fraudes en las elecciones de 2020, y las teorías conspirativas sobre las máquinas de votación están ganando popularidad nuevamente. Mientras tanto, en las próximas elecciones en EE.UU., Trump casi con certeza será el candidato republicano, a pesar de los numerosos escándalos e intentos de descartar su candidatura.
La conclusión del estudio pone al descubierto un importante problema de nuestro tiempo: la propagación de noticias falsas y desinformación en Internet, especialmente en las redes sociales. A pesar de algunas limitaciones, los resultados muestran que abandonar temporalmente el uso de las redes sociales realmente puede reducir la susceptibilidad de las personas a la información falsa.
Esto subraya la necesidad de ser críticos con el contenido en línea y tomarse descansos periódicos del interminable flujo de información. Solo así se puede mantener la cordura y la objetividad en el mundo moderno, donde los bulos y las teorías conspirativas se propagan a la velocidad de un virus.