El Congreso extendió la ley que permite interceptar a espías extranjeros sin orden judicial. Y no solo eso…
Después de acalorados debates que se prolongaron hasta la madrugada del sábado, el Congreso de EE.UU. votó a favor de extender por dos años la Sección 702 de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA). Este programa permite a los servicios de inteligencia estadounidenses interceptar datos de comunicaciones de extranjeros en el extranjero sin una orden judicial, incluso si están comunicándose con ciudadanos estadounidenses.
El Senado aprobó la extensión por un margen de 60 votos contra 34. El líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, calificó esta medida como necesaria para la seguridad nacional. La semana pasada, la Cámara de Representantes también votó a favor, a pesar del llamado del expresidente Donald Trump en redes sociales para «enterrar» el proyecto de ley.
La ley, aprobada por primera vez en 2008 y extendida varias veces desde entonces, permite a la NSA obtener sin orden judicial datos de ciudadanos extranjeros en el extranjero de empresas tecnológicas estadounidenses para fines de inteligencia. Alrededor del 3% de esta información se transfiere al FBI.
Naturalmente, el programa 702 es criticado principalmente porque durante la vigilancia se pueden interceptar comunicaciones de estadounidenses. Es por esto que los defensores de las libertades civiles de ambos partidos han exigido durante años regulaciones adicionales.
En la Cámara de Representantes, una enmienda que exigía una orden judicial para acceder a los datos de ciudadanos recopilados a través del programa 702 fue rechazada en un dramático empate de votos 212-212. Un proyecto similar del senador Dick Durbin también fue rechazado por un margen mínimo de votos. Posteriormente, cinco enmiendas menos ambiciosas también fueron rechazadas.
Los representantes de la comunidad de inteligencia han insistido durante mucho tiempo en la extensión de la ley, argumentando que su finalización pondría en peligro la vida de muchas personas. Según el director del FBI, Christopher Wray, el programa ayudó a prevenir un ataque terrorista en una instalación de infraestructura crítica el año pasado y a exponer un ciberataque chino en un nodo de transporte de EE.UU.
Curiosamente, en 2022, un tribunal encargado de supervisar las actividades de inteligencia descubrió más de 278,000 casos en los que el FBI había abusado de las condiciones de la ley entre 2020 y principios de 2021. Entre otras cosas, la agencia solicitó datos sobre patrocinadores de un congresista, participantes en el asalto al Capitolio el 6 de enero y manifestantes contra el asesinato de George Floyd, sin ninguna razón para creer que esta información estaba relacionada con actividades de inteligencia.
Ahora el FBI ha endurecido los procedimientos. Los analistas deben justificar la relevancia de las solicitudes de forma independiente, y los abogados deben aprobar búsquedas masivas en grandes grupos de personas.
Sin embargo, la nueva redacción del documento ha ampliado el círculo de empresas obligadas a colaborar con las autoridades. Ahora esto no solo incluye a las empresas de telecomunicaciones, sino también a «cualquier otro proveedor de servicios» que tenga acceso a equipos para la transmisión y almacenamiento de datos de comunicaciones, es decir, a los almacenes en la nube.
Los defensores de la privacidad han criticado duramente esta nueva medida como una «medida orwelliana» que permite al gobierno controlar la correspondencia privada de los ciudadanos. Sin embargo, uno de los autores de la enmienda, el congresista Jim Himes, insiste en que tiene un enfoque técnico específico y no afectará a las personas comunes. No obstante, los debates sobre el equilibrio entre la seguridad nacional y el derecho a la privacidad, al parecer, continuarán.